Unas 8 mil personas, la mayoría desempleados e inmigrantes que en Estados Unidos viven sin cobertura médica universal, peregrinaron por una clínica gratuita itinerante que suele ofrecer sus servicios en el Tercer Mundo pero que en su parada en Los íngeles se abarrotó.
A solo 16 km del exclusivo barrio de Beverly Hills, miles de personas pernoctaron en la calle, o adentro de sus vehículos desde el martes pasado con la esperanza de ser atendidos por un médico general, un odontólogo o un oftalmólogo en el LA Forum, en Inglewood, un estadio al sur de la ciudad californiana que se convirtió por una semana en una clínica.
«Llegué a las 5 de la tarde de ayer, me trajo mi padre para que me pongan lentes porque él está sin empleo, no tiene seguro y no me los puede comprar y yo tampoco encuentro trabajo», dijo Joshwa Newcomb, un joven de 20 años que a las 6H30 de la mañana del día siguiente estaba a punto de entrar al estadio para ser atendido por un oftalmólogo.
Newcomb viajó desde Riverside, algo más de dos horas, para ser visto por un especialista. Otros como Juana Morales, de 44 años, se trasladaron desde Bakerfield, unos 350 km al norte de Los íngeles: blancos y negros estadounidenses sin empleo, latinoamericanos indocumentados, todos hicieron lo que pudieron para poner fin a un dolor de muelas u obtener los anteojos que no han podido pagar.
Unas 1 mil personas por día fue el promedio de pacientes que hasta el martes en la tarde recibieron atención médica en el írea Medica Remote (RAM), integrada por profesionales voluntarios que en la cancha del estadio instalaron 45 consultorios médicos, 100 sillas dentales y 25 ópticas.
«Es la primera vez que venimos a Los íngeles y no nos imaginamos que iba a venir tanta gente», dijo Hui Ping Wang, una de las organizadoras voluntarias de la organización de caridad taiwanesa Tzu Chi.
«Hace dos años que me despidieron de un puesto administrativo en una Universidad y soy madre soltera de un adolescente, así que esto es un milagro», contó Denise Robertson, una mujer de 50 años de Los íngeles que mientras espera por una mamografía confiesa cuánta esperanza tiene en que el presidente Barack Obama «cambie este desastre».
Esta clínica gratuita que ofrece también rayos X, pruebas de diabetes y presión sanguínea, además de recetas para anteojos y cirugía de cataratas, llegó a Los íngeles en medio del debate por cambios al sistema de salud en Estados Unidos, que ha dividido a la población y que curiosamente ha revelado que a una gran parte de la población le preocupa una eventual estatización del sistema porque puede ser «socialista».
«Â¿A mí qué me importa si es socialista o no? Somos el único país en el mundo donde los más vulnerables no tenemos nada», lamentó esta mujer de un barrio negro y con educación superior.
Las miles de personas que durmieron en los alrededores del Forum tienen que conformarse con ir al hospital sólo por emergencias, e incluso así, muchas veces asumiendo que serán perseguidos por facturas astronómicas en este país donde un examen de sangre puede costar 500 dólares y un tratamiento dental de rutina más de 1 mil.
«Todos los trabajos que tengo me niegan constancia laboral o seguro médico porque soy indocumentada, desde hace 15 años que trabajo y pago impuestos aquí», contó Juana Morales, una guatemalteca madre de tres hijos, cuyo esposo fue deportado en junio.
«Nosotros aquí somos menos que la sombra, y ahora esperamos que estas clínicas sigan viniendo», dijo Morales en la fila para el dentista de esta clínica del RAM itinerante que llegó a una de las ciudades con mayor concentración de riqueza de Estados Unidos pero donde viven miles de personas sin ayuda pública de ningún tipo.