Islamistas de Somalia llaman a resistir


Guardia. Soldado somalí­ que resguarda la ciudad de Mogadiscio.

Cientos de somalí­es se manifestaban por segundo dí­a consecutivo contra el ejército etí­ope en Mogadiscio, que el jueves entró a la capital del paí­s tras la retirada de los milicianos islamistas, determinados no obstante a resistir.


El presidente somalí­, Abdulahi Yusuf Ahmed, llegó hoy de mañana a Afgoye, a unos 20 km al oeste de Mogadiscio, antes de visitar la capital, que retornó el jueves al poder de las fuerzas gubernamentales apoyadas por el ejército etí­ope.

«Haremos todo lo posible para estabilizar la sociedad y evitar que las fuerzas contra la paz se desarrollen», declaró Yusuf durante una reunión con las autoridades de Afgoye y el primer ministro Ali Mohamed Gedi, que llegó desde Mogadiscio para la cita.

No obstante, «unos dos mil combatientes» islamistas aún permanecen dispersos en la capital del paí­s, que habí­an tomado en junio pasado, advirtió el viceprimer ministro somalí­, Mohamed Hussein Aidid.

En la capital, tras la plegaria del Aid el Kebir, varios centenares de somalí­es protestaron violentamente, al igual que ayer, contra la presencia de las tropas etí­opes.

Los manifestantes quemaron neumáticos, lanzaron piedras contra comercios y contra vehí­culos civiles.

«No podemos aceptar esta vida, no queremos la presencia de los etí­opes en nuestro paí­s. Deben partir, de lo contrario las manifestaciones se tornarán más violentas, y vamos a tomar los fusiles para combatir a los etí­opes», dijo un habitante, Abdiasis Gutale.

La manifestación seguí­a a media jornada, y disparos esporádicos se escuchaban en la ciudad, a la cual los caudillos de guerra, desalojados por las milicias islamistas en junio, regresaron ayer. No se habí­an registrado ví­ctimas hasta el momento.

En otros barrios, los somalí­es manifestaban su alegrí­a frente a la perspectiva de una eventual instalación del gobierno de transición en Mogadiscio, hasta ahora obligado a asentarse en Baidoa (250 km al noroeste de Mogadiscio).

«Tenemos necesidad de un gobierno legí­timo, y los etí­opes ayudan al gobierno, ¿así­ que por qué algunos se le oponen? Vamos a combatir a quienes crean problemas manifestando contra los etí­opes», dijo a la AFP otro habitante, Mohamed Muhidin Hassa.

La mayorí­a de los comercios de Mogadiscio estaban cerrados hoy. Unos 70 soldados etí­opes con una docena de vehí­culos fuertemente armados se hallaban posicionados en el ex Parlamento somalí­, constató un corresponsal.

En Kismayo, último bastión de los islamistas, 500 km al sur de Mogadiscio, el jefe del Ejecutivo del Consejo Supremo Islámico de Somalia, el jeque Ahmed, llamó a «todos los somalí­es a integrar las filas de los Tribunales Islámicos y a luchar contra los invasores etí­opes».

«Les aseguro que el enemigo lo lamentará y abandonará el paí­s lastimosamente; le decimos al pueblo somalí­ que hemos decidido combatir al enemigo invasor», insistió.

Tras violentos combates iniciados el 20 de diciembre, las fuerzas armadas etí­opes ayudaron al gobierno somalí­ a desalojar a los combatientes de los Tribunales Islámicos de la mayorí­a de las regiones que controlaban en los últimos meses.

Los combates dejaron varios centenares de muertos, al menos 800 civiles y combatientes heridos y miles de civiles desplazados, según el Comité Internacional de la Cruz Roja.