Fernando Ramos
Los juicios de valor que se emiten con respecto a temas como: la pena de muerte, la eutanasia, el aborto, entre otros, suelen estar condicionados a las circunstancias. Por ejemplo, una persona cuya opinión es contraria a la pena de muerte puede cambiar su postura si alguien cercano a él muere asesinado; de igual forma sucede con los embarazos producto de una violación o con las enfermedades largas, tales eventualidades siempre serán fuente generadora de polémica.
El problema es que una situación de esta naturaleza nunca se trata con la objetividad que merece, menos cuando se opina desde afuera; es común que la doble moral se manifieste.
De forma recurrente, el cine se nutre de historias creadas a partir de los temas mencionados, aunque pocas veces los directores logran un producto final que se abstenga de moralizar o decantarse por alguna posición.
«4 meses, 3 semanas, 2 días»; es una producción proveniente de Rumania, ganó la «Palma de oro» en el festival de cine de Cannes de 2007. Dirigida por Cristian Mungiu, la cinta cuenta la historia de Otilia (Anamaria Marinca) y Gabita (Laura Vasiliu); jóvenes huéspedes de una residencia para estudiantes, la segunda está embarazada y ha decidido hacerse un aborto.
Se trata de un filme ambientado en la Rumania totalitaria de finales de los años 1980s, aún bajo el régimen de Nicolae Ceau?escu; pero la atmósfera social y política sirve únicamente de marco, pues el guión se enfoca, de lleno, en el tema del aborto; sin embargo, el entorno le confiere mayor dramatismo a lo que se cuenta.
El director toma su cámara y en largas secuencias, en donde los personajes mantienen diálogos ambiguos, monta un duro relato. La película muestra las cosas como son, sin hacer concesiones al espectador, sin emitir juicios de valor, sin moralizar; ese es su principal mérito. Mungiu hace de testigo, sin tomar partido por alguna posición, al tiempo que demuestra su habilidad para extraer lo mejor de los actores y para conferir la tensión adecuada a cada escena, incluso prescindiendo de música que acompañe la acción.
Por su parte, los actores realizan un trabajo sobrio, pero sobresale Anamaria Marinca, quien sirve de sólido punto de unión de la historia, su desempeño es sobresaliente, bien por ella; sin embargo, eso va en detrimento del conjunto, porque los otros protagonistas se ven disminuidos. Otro problema es que algunas secuencias se alargan más de la cuenta, entonces hay momentos en los que se siente que la trama no avanza.
Rumania es un país sin mayor tradición cinematográfica, las estadísticas indican que ahí se producen unas quince películas al año. Ante eso, «4 meses, 3 semanas, 2 días», es un filme emblemático del llamado «nuevo cine rumano».
Fuera de los calificativos que sirven para el mercadeo, la cinta de Cristian Mungiu es una angustiante puesta en escena del tema del aborto, en donde será el espectador quien haga sus propios juicios. Se trata de cine que da para el debate. Se puede ver por estos días en Cinemax.
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NOMBRE ORIGINAL: 4 luni, 3 s?pt?mí¢ni ?i 2 zile
DIRECCIí“N: Cristian Mungiu
PROTAGONISTAS: Adi Carauleanu, Luminita Gheorghiu, Vlad Ivanov, Anamaria Marinca, Laura Vasiliu y Alexandru Potocean
PAíS: Rumanía
Aí‘O: 2007
PRODUCTORA: Saga Films
Otilia (Anamaria Marinca) y Gabita (Laura Vasiliu) comparten habitación en una residencia de estudiantes. Ambas van a la universidad en una pequeña ciudad de Rumanía durante los últimos días del comunismo. Otilia alquila una habitación en un hotel barato. Han quedado con un tal Sr. Bebe por la tarde. Gabita está embarazada, el aborto es ilegal y ninguna de las dos ha pasado por algo parecido antes.
«4 meses, 3 semanas, 2 días» forma parte de un proyecto más amplio titulado «Relatos de la edad de oro», una historia subjetiva del comunismo en Rumanía contada mediante su leyenda urbana. El objetivo del proyecto es hablar de aquel período sin hacer referencias directas al comunismo, contando diferentes historias que enfoquen opciones personales en una era de infortunio en la que la gente tuvo que vivir como si fueran tiempos normales.