Elsie Padilla de Wunderlich: 25 años de éxito en su pintura


Josefina Alonzo de Rodrí­guez ( )

Al estudiar, minuciosamente, el currí­culum de esta muy reconocida artista de Guatemala, se siente una verdaderamente abrumada, por la actividad pictórica mantenida por ella durante los 25 años de su incansable producción, que va desde el año de 1980 al actual año de 2005 (1).


Precisamente, en 1976, el año en que sintió el llamado del arte y que comenzó a recibir clases de pintura con Miguel íngel Rí­os ( ), quien la formó no sólo en su técnica sino en su pensamiento artí­stico -según palabras de la propia artista-, a la que indicaba y recordaba constantemente que nunca debí­a dejarse llevar por ninguna lí­nea extraña ni vanguardista, sino sólo por su propio sentir y pensar. Sabio consejo.

Durante cuatro años estudió intensamente las técnicas, dibujando, ensayando, buscando temas. Y fue en 1980 que comenzó a pintar para su primera exposición individual. Ya se sentí­a dominando bastante las técnicas, y suficientemente segura de la meta que querí­a alcanzar. Fue exactamente este año el que señala el inicio de sus éxitos en la pintura.

Tres años tardó en prepararla, pues fue en 1983, un martes 24 de mayo, cuando salió a luz con su primera exposición individual, propiciada por la Dirección General de Bellas Artes, y dirigida en ese entonces por otra artista, esta vez del teatro, Norma Padilla, perteneciente también a esta familia Padilla a la que Elsie pertenece, que a lo largo del tiempo ha dado tantos artistas a Guatemala, en distintos campos del arte.

Son de señalar, además de Norma Padilla, a algunos otros de sus antepasados como Mercedes y Rosenda Padilla, ambas acuarelistas y paisajistas muy importantes en el siglo XIX, quienes en 1897 merecieron relevantes premios por sus acuarelas y paisajes en la «Exposición CENTRO-AMERICANA e INTERNACIONAL», realizada en ese año en Guatemala. Mercedes recibió un «Diploma de Medalla de Oro» y Rosenda un «Diploma de Medalla de Plata». Entre otros miembros de esta familia, se encontraron, además, el escultor Rafael Rodrí­guez Padilla, fundador de la actual Escuela de Artes Plásticas en 1920, la que hoy precisamente lleva su nombre; así­ como su descendiente por lí­nea materna, el pintor Sergio Zipacná de León Rodrí­guez.

Esta su primera exposición individual, fue organizada a través del Departamento de Artes Plásticas de Bellas Artes, que era dirigido desde 1968 por Ví­ctor Vásquez Kestler. El Salón de Bellas Artes donde se realizó la exposición estaba de nuevo instalado en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, ya situada en la colina del Teatro Nacional, dirigida entonces por el artista recientemente fallecido Marco Augusto Quiroa.

Todaví­a -en ese propio año- tuvo tiempo de participar en dos exposiciones colectivas: la «Exposición Subasta de la Aldea Infantil S.O.S.» en la Galerí­a D»zunum, y otra en el «I.F.E.S.».

Su trayectoria es tan vasta, que se me hace casi imposible mencionar todo lo que sigue en la lí­nea ascendente de su pintura. En los años siguientes no solo se suceden vertiginosamente sus participaciones en 18 diferentes exposiciones colectivas, que discurrieron entre ese año y el de su segunda exposición individual en 1989, en la Galerí­a Forum.

En este lapso de seis años sucedió que su obra salió por primera vez al exterior, formando parte de la exposición colectiva enviada a Merida, Yucatán, organizada por la Dirección de Artes Plásticas en 1987; en este mismo año recibió una Mención Honorí­fica en el Concurso de Pintura Shell, de Guatemala.

Más importante aún fue su evolución y madurez manifestadas en su pintura en esta su segunda exposición individual de 1989; Pues mientras que en la primera de 1983 se manifestó enamorada de los temas antigí¼enos, y fascinada por el lago de Atitlán, los que plasmó con mucha dignidad y acierto, según crónicas de la época; en su segunda de 1989, se operó un ligero cambio de contenido en su obra, pues Ví­ctor Vásquez Kestler, ya bajo el seudónimo de Vaskestler, y como crí­tico, expresó de su obra que: «ella prefiere ahora los temas simples, no los que describen anecdóticamente un lugar. Las masas de follaje, los pajonales… ver el paisaje de Guatemala… es asomarse a pozas de agua transparente, que reflejan el paso de las nubes… las vivas flores de las buganvillas… y la leve yerba que recibe de lleno la luz del sol…». Estaba describiendo con estas palabras la sutil transformación de la personalidad de Elsie, hacia un estilo muy propio que veremos definir años mas adelante.

Los años noventa trajeron muchas novedades en la obra de Elsie Padilla de Wunderlich. Se inician con muy buen pie en 1990, con una exposición colectiva en Washington D.C., de «Mujeres por el Arte», que se repitió en 1991 en la Universidad de Santa Bárbara en California. Y, participó por primera vez en la Exposición de Arte-Subasta de Juannio en 1992, en la que siguió participando desde entonces hasta la fecha.

Llegó septiembre de 1993, y con él su tercera exposición individual; esta vez en el Museo Ixchel, ubicado en ese entonses, en la zona diez. De nuevo organiza la exposición el Departamento de Artes Plásticas, ahora del Ministerio de Cultura y Deportes, y de nuevo Ví­ctor Vásquez Kestler es el comentarista de ella.

Primero define acertadamente al impresionismo, y después agrega que, no trata de enlazar ni encasillar la obra de Elsie en esta denominación plástica, ya que «es con obras como las que en esta oportunidad presenta, que logra ubicarse en un meritorio lugar dentro del nutrido y heterogéneo grupo de pintores de paisaje, que hoy por hoy, realizan su labor en nuestra Guatemala.» Siento que Ví­ctor ha captado, con mucha sensibilidad a Elsie y la ha separado del impresionismo. El impresionismo tiene siempre un personaje fundamental, la luz, a través del color que solamente existe por la luz, precisamente. En la pintura de Elsie de esta etapa, lo que existe es el color por el color mismo, y esto sucede a través de las flores; esas hermosas flores de Guatemala que explosionan sus colores por todos lados.

Otro comentarista, Haroldo Rodas Estrada, lo expresó muy bien en esa oportunidad, en la página «Desfile» de Prensa Libre donde publicó un muy juicioso comentario donde, entre muchas otras cosas, escribió que»… sus hortensias, sus gladiolas y buganvillas se mueven del auténtico paisaje, forman delicados paisajes naturales en el sitio que ella los imagina, o bien en el punto ideal para su creación.»

En 1994 participa en dos exposiciones colectivas y en la Bienal Latino-Americana organizada por la Fundación Páiz, en la Republica Dominicana.

En 1995 realiza su cuarta exposición individual titulada «Giverny, Jardí­n de Monet», en la Galerí­a El Túnel. Ahora, el que presenta la exposición es Roberto González Goiry, uno de nuestros máximos artistas, de larga trayectoria, escultor… pintor y además … maestro, por eso puede escribir con tanta propiedad sobre la obra de Elsie.

Para él, entre muchos otros acertados conceptos:»… es indudable que su técnica se ha depurado muchí­simo. Se advierte su seguridad en la forma que maneja, tanto la espátula como en la soltura de su pincel… » «… Pero Elsie, creo yo, no pretende añadir nada nuevo sino sencillamente ser ella misma. La originalidad viene sola y es producto de muchos años de trabajo. Elsie es una pintora definida y su pasión, unida a una férrea disciplina la hará encontrar su propia voz con naturalidad sin que se lo proponga.»… ¿Palabras premonitorias? Yo creo que sí­, lo veremos mas adelante.

Muy pronto, puesto que no habiendo pasado aún un año, en mayo de 1996, realiza su quinta exposición individual en la Galerí­a El Túnel, ahora titulada «Reflejos de un Otoño en Giverny». Esta vez es presentada en su catálogo por el muy distinguido Artista guatemalteco Elmar Rene Rojas.

Elsie siempre ha tenido muy buena prensa desde su primera exposición, pero lo que mas la distingue, a lo largo de su trayectoria, además de su pintura -desde luego- es la serie de sus comentaristas y crí­ticos, que emergen de lo mas granado del arte guatemalteco, quienes a pesar de mantener sus propias expresiones artí­sticas dentro de márgenes muy diferentes al de ella, la comprenden, la aprecian en su obra muy correctamente, la felicitan y la animan a continuar en su lí­nea ascendente. Tal el caso, igualmente, de Elmar Rojas.

Para él,…»La obra de Elsie dentro del naturalismo, no se ajusta a la verdad concreta del paisaje. Es un punto de partida solamente. Construye sus composiciones amarrada al impacto sensible de la naturaleza. Racionalista, sublimiza el objeto a fin de llegar al encuentro con un arte sin compromiso, que emergiendo de sí­ misma y de la naturaleza, se recrea en la propia intuición, en la sensibilidad del color, y en el deseo vehemente de hacer arte. El arte no afianza su calidad porque se llame contemporáneo, moderno o abstracto, naturalista, surrealista o conceptual. El arte de Elsie no tanto es lo que se mira sino lo que se puede ver.»… «Y en suma de su diálogo constante con la naturaleza, consigo misma, con la pasión… etc., se va abriendo paso hacia el horizonte de el gran camino.»

Quién mejor que él, para intuir, apreciar y augurar igualmente, los valores de la pintura de Elsie. Tanto, que casi inmediatamente de esta exposición, tuvo una entrevista con ella, en la que le hizo una critica muy Afondo de su obra, que Elsie no olvidara nunca; Pues fue tan positiva, que así­, pudo afianzar su personalidad y su expresión artí­stica. Estas entrevistas se multiplicaron durante los años siguientes. Culminaron con tres talleres en el 2004.

La buena Prensa que siempre ha tenido Elsie en todas sus exposiciones individuales, ahora, se ha Multiplicado. Toda la prensa se hace eco de su exposición.

Muy pronto llega su sexta exposición individual, «Esplendores de un Verano en Giverny», que se abrió el 29 de mayo de 1997, en la Galerí­a El Túnel, ya en una nueva ubicación en la zona diez.

De nuevo, un destacado artista guatemalteco, César Izquierdo, la presenta en su catálogo y, al igual que los de las anteriores exposiciones, se compenetra con su obra y escribe… » Cada pintor, cada artista escoge o inventa su ventana donde pueda ver lo que quiere ver o se imagina que vé…». Ella sabe lo que quiere, no se sobreestima ni se subestima, conoce el objetivo pero no se desespera por alcanzarlo; es paciente con impaciencia; respira aromas y esencias que enriquecen su sensibilidad, y cuadro a cuadro comparte sus vivencias». Su «paisaje infinito casi subjetivo, por su economí­a compositiva, la sobriedad de los espacios tonales y su contenido aní­mico, obviando los detalles urbanos, se acerca temerariamente a la abstracción, cuando reconocemos como abstracción la sí­ntesis, la esencia, no la descripción superficial de los elementos… «y así­, continúa su muy í­ntimo análisis, de esta obra de Elsie, con la que se ha compenetrado.

Fue esta exposición, la que tuve el gusto de inaugurar, con unas breves palabras, invitada por Elsie para ello y en la que, entre algunas otras cosas la felicité, muy emocionada, porque según yo ya habí­a encontrado su estilo, muy propio. Ya las hojas que pintaba no pertenecí­an a los árboles, eran entes con vida propia. Su inmenso amor por la naturaleza, la habí­a hecho dueña de ella y la manejaba a su antojo, recreándola a su gusto, a su necesidad expresiva. Ahora ya, flores y hojas le pertenecí­an a ella misma, como productos que eran de su creación.

Los tí­tulos de estas sus tres últimas exposiciones, dedicados a Giverny, no fueron mas que un rezumo romántico de su admiración por Monet, pero no tienen nada que ver ni con la técnica ni con el contenido de la obra de este gran pintor.

El siglo XX va llegando a su fin y Elsie lo va cerrando con broche de oro. En 1998 presenta dos exposiciones individuales en Estados Unidos. La primera -su séptima individual- en abril-mayo, que tuvo lugar en «The Zigler Museum», en Jennings, Louisiana. Esa Louisiana toda que hoy llora su gran desgracia por el huracán que recientemente la ha devastado. Su exposición tuvo entonces un muy sugerente tí­tulo «In Harmony With Nature», y su obra, una excelente cobertura a través del Jennings – DAILY NEWS, Serving Jeff Davis Parish Since 1986.

Y, la segunda (su octava individual), que tuvo su apertura en julio 11, en la Dean Day Gallery de Houston, Texas, como parte de las exhibiciones del evento ART INTRODUCTIONS»98 de H A D A (Houston Art Dealers Association). Terminó este también exitoso año con la Exposición Colectiva. «Las Américas» en el Florida Museum of Hispanic and Latí­n Art.

El siguiente año de 1999 comienza con el mismo tono del anterior, pues se inicia con otra Exposición Colectiva, Dreams in Greens and Gold», en el Meridian International Center, en Washington, D.C.

Pero, lo que este 1999 nos va traer, felizmente, es su interesante exposición «Raí­ces», su novena individual, que tuvo lugar en la Galerí­a Poliedro, en cuyo catálogo se reproducen dos importantes cuadros, «Sendero en el Agua Entre Bambúes», sobrecogedor, y «Paisaje Intimo», con hojas y tallos que salen directamente del agua, hojas inidentificables, medianas, que flotan en el agua y, como foco central, tres grandes hojas bilobuladas que tamben flotan superpuestas, Y que soportan dos extrañas flores, una de tonos blancos y otra de tonos rosas, en impresionante conjunto que hace honor a su nombre y a sus grandes dimensiones. En otros, las raí­ces podrí­an ser de verdad pero no lo son como en «Selva Manglar» en la que una gran raiz en primer plano, casi agresiva, se hunde en el agua y semeja ser mas que una mano… una garra. Manglares. Amates. Troncos… todos, en posiciones intuitivamente bien organizados.

Todo el conjunto de la obra exhibida nos habla de su desprendimiento de cualquier naturaleza real, es una naturaleza inventada, lo que ella ya ha venido haciendo desde hace algunos años, pero ahora sus pinturas son, aparentemente, rincones naturales que no existen en la realidad y que están llenos de la personalidad de su autora, transmitiendo a través de ellos, sus propios estados aní­micos.

El año 2001 da lugar al nuevo milenio y a su décima exposición individual «Reflejos de un Paisaje Interior», esta vez en la Galerí­a de Arte Rocí­o Quiroa, presentada en el Catálogo por Marco Augusto Quiroa, quien con su fácil y sabrosa prosa la percibe muy bien cuando expresa que «Su trayectoria se desliza sobre carril seguro y maneja el timón con mano firme en medio de tempestades existenciales, conflictos formales o tropezones en los pedruscos del lenguaje pictórico.».. «Suelta hojas recién nacidas o doradas en el fuego del atardecer a navegar en submundo de sueño lí­quido en busca de catedrales sumergidas imaginadas por Debussy en otras latitudes.»… «Y descubre como cosmonauta con los pies en la tierra, la certeza adormecida en el fondo de la conciencia: la verdad también se inventa.»

Su onceava exposición individual, nos lleva, en 2003, directamente a su propio estudio… «Elsiestudio», tan grande y tan agradable que él solo pudo alojar una apertura de exposición. En este caso la autora la tituló, muy apropiadamente «Paisaje Intimista». La presenta en el Catálogo Silvia Herrera, quien percibe y dice de la obra de Elsie que «Es como si se esforzara por rescatar de la realidad lo mas puro, como si escudriñara mas allá de las apariencias y penetrara en lo esencial.»

En los intermedios de estas dos últimas individuales, antes y después de ellas, en este siglo XXI, participó en multitud de exposiciones colectivas en Guatemala… en Juannio 2002; «Mujeres en el Arte Guatemalteco» en el Hotel Casa Santo Domingo en Antigua; «Pinceles de Solidaridad» del Club Rotario Metrópolis, en Bancafé; Exposición Colectiva «Rosas Botran», en el Hotel Camino Real de la capital; entre otras mas la muy interesante exposición realizada en el I.G.A. en el 2004 «Pintando a Neruda», en la que pintaron 20 artistas guatemaltecos, de los mas señalados, en «Homenaje a los Cien Años del Poeta».

Y fuera de ella…en Paris en la galeria Artitude ,en la exposición colectiva «Nouvelles Tendances Figuratives»; en el Museo Hispánico de Nevada, Las Vegas; en el Museum of Latin American Art, California; en la Feria Internacional de Arte, Miami; en la Park Avenue Gallery en Winter Park, Florida. Y en la Galerí­a Francisco Nader, en Santo Domingo, República Dominicana.

Y de nuevo, como dirí­a Quiroa, Elsie… «ya conoce el camino, sus riesgos y sus sombras, sus luces abrillantadas por el amanecer y la estrella fugaz que hiere la pupila. Su brújula interior marca el rumbo correcto.»

Yo, sólo le puedo decir… «Adelante, Elsie», y augurar con la exposición de hoy, otro éxito mas con su obra.

(1) Artí­culo publicado originalmente el 12 de septiembre de 2005.
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http://www.elsiewunderlich.com