Una eventual independencia de Taiwan sigue constituyendo uno de los mayores «desafíos» para China, país que reiteró su voluntad de dotarse de un ejército «defensivo» poderoso para hacer frente a las amenazas, según un documento oficial publicado hoy.
El programa nuclear de Corea del Norte y la estrecha alianza que mantienen Estados Unidos y Japón también son factores en evolución que hacen que la seguridad en la región Asia-Pacífico sea más volátil, aduce el Libro Blanco sobre la defensa publicado el viernes por las autoridades chinas.
«Construir una poderosa y fortificada defensa nacional es una tarea estratégica de la modernización de China», subraya el Libro Blanco, el quinto de estas características que edita Pekín.
«El esfuerzo para oponerse y contener a las fuerzas separatistas en favor de la ’independencia de Taiwan’ y sus actividades sigue siendo uno de los más difíciles» retos de la defensa nacional china, agrega.
Las autoridades taiwanesas constituyen todavía «una grave amenaza para la soberanía y la integridad territorial de China, así como para la paz y la estabilidad en el estrecho de Taiwan y en el conjunto de la región Asia-Pacífico», señala.
China y Taiwan se mantienen separadas desde el final de la guerra civil de 1949, pero Pekín aún considera la isla como parte del territorio chino, a la espera de una reunificación definitiva, por la fuerza si fuera necesario.
China defiende la reunificación con Taiwan bajo el principio de «un país, dos sistemas», idéntico al que prevalece en Hong Kong y Macao, y que teóricamente concede a estas dos antiguas colonias el derecho de mantener su economía capitalista y un «alto grado» de autonomía política.
El Libro Blanco señala que en la región Asia-Pacífico «han ocurrido nuevos cambios en los puntos críticos de la región».
«Estados Unidos y Japón están estrechando su alianza militar (…) y la postura militar (de Japón) está orientándose más hacia el exterior», comenta el texto.
El documento también asegura que la capacidad nuclear de China es un medio de «disuasión» ante eventuales ataques.
«Su objetivo fundamental es disuadir a otros países de usar o amenazar con usar armas nucleares contra China», indica, aunque añade que se mantiene la política de no ser el primero en utilizar este tipo de armas.
El presupuesto de las Fuerzas Armadas chinas creció alrededor de un 15% anual desde 1990, un aumento que se queda en un 9,5% si se tiene en cuenta la inflación, pero que ha suscitado la inquietud de Estados Unidos.