El presidente de Estados Unidos, George W. Bush dijo que ha «conseguido avances» tras reunirse ayer en su rancho de Texas con sus más importantes asesores para realizar las últimas consultas antes de anunciar cambios en su estrategia en Irak.
«La clave para el éxito en Irak es tener un gobierno que esté dispuesto a lidiar con los elementos allí que intentan prevenir que esta joven democracia progrese. Queremos ayudarlos a tener éxito», dijo el mandatario estadounidense al concluir el encuentro.
En el encuentro, calificado el miércoles como una «reunión no decisoria» por Scott Stanzel, un portavoz de la Casa Blanca, participaron miembros del Consejo de Seguridad Nacional.
Se espera que Bush pronuncie un discurso a principios de 2007 en el que anunciará un nuevo plan para Irak. La Casa Blanca no suministró aún una fecha para este mensaje.
El encuentro incluyó al vicepresidente Dick Cheney; la secretaria de Estado, Condoleezza Rice; el secretario de Defensa, Robert Gates; los asesores en seguridad nacional Stephen Hadley y Jack Crouch; y el jefe del estado mayor del Cuerpo de Marines, general Peter Pace.
«En relación con el proceso de toma de decisiones», declaró Stanzel, «es el momento de que el presidente hable con sus asesores sobre todas las posibles opciones, se asegure que se consideren atentamente los pasos a seguir y que se estudie la nueva estrategia para Irak».
Críticos de la estrategia bélica de Bush acusan al gobierno de no haber sido sincero con los norteamericanos en lo que respecta a Irak.
Un sondeo de la cadena CNN divulgado el 18 de diciembre concluyó que el apoyo a la gestión presidencial de la guerra en Irak cayó al 28%, seis puntos menos que en octubre. El 70% de los consultados dijo que desaprobaba su manejo de la situación en aquel país.
Bush resistió tozudamente los llamados a modificar su estrategia en Irak hasta que el 7 de noviembre su Partido Republicano perdió el control de ambas cámaras del Congreso en favor de los demócratas en las elecciones legislativas.
Al día siguiente de la catástrofe electoral, Bush anunció la renuncia de su secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
Además del clamor en favor de un cambio, un Grupo de Estudios independiente sobre Irak dio a conocer en diciembre su largamente esperado informe, en el que llamó al presidente Bush a revisar su política, comprometerse a iniciar el retiro de la mayoría de las tropas de combate a comienzos de 2008 y mantener conversaciones directas con Irán y Siria sobre el conflicto iraquí.
Pero Bush ya descartó la idea de involucrar a dos enemigos acérrimos de Estados Unidos y se cree que está considerando un plan para aumentar el número de efectivos estadounidenses en Irak.
Mientras tanto, el anuncio del martes de que un tribunal de apelaciones iraquí confirmó la condena a muerte del ex dictador Saddam Hussein, la que podría llevarse a cabo en los próximos 30 días, incrementó las preocupaciones acerca de una escalada de la violencia en ese país.
«Ciertamente es algo de lo que las fuerzas multinacionales y las fuerzas iraquíes son conscientes», declaró Stanzel a los periodistas.