«Lo importante será la decisión del Fiscal general. Si decide acusarme después de tomarme declaración, renunciaré (al cargo de ministro) y durante los cuatro o cinco meses siguientes abandonaré mis funciones de diputado», afirmó el ministro de Relaciones Exteriores.
El diario Jerusalem Post afirmó que una inculpación tendría poco impacto en las relaciones exteriores de Israel y en los esfuerzos por lograr la paz en Medio Oriente debido al limitado papel diplomático que a su entender tuvo el canciller hasta la fecha.
La policía israelí recomendó el domingo inculpar al ministro Lieberman de corrupción, blanqueo de dinero y obstrucción a la justicia. La recomendación será presentada en los próximos días al fiscal general, Menahem Mazuz.
No obstante, Lieberman está seguro de que no ocurrirá. «Estoy convencido de que dentro de un año, e incluso dentro de dos, seguiré siendo ministro de Relaciones Exteriores», agregó.
Mazuz mantuvo una serie de reuniones con los responsables de la investigación policial y de continuar con el caso, interrogará a Lieberman, de 51 años, antes de inculparlo.
Según medios de comunicación israelíes, aparentemente varios millones de dólares habrían sido depositados en el extranjero a nombre de Lieberman a través de empresas ficticias y diversas cuentas bancarias para financiar sus campañas electorales.
Lieberman es el jefe del partido ultranacionalista Israel Beiteinu, el tercero en importancia, con 15 diputados de los 120 de la Knesset (parlamento unicameral). El funcionario clama su inocencia y dice que es «hostigado» por la policía.
Desde que fue nombrado ministro de Relaciones Exteriores, en abril pasado, Lieberman ha realizado numerosas misiones en el extranjero, sobre todo en Estados Unidos, Europa, Rusia, y recientemente América Latina, pero en todas partes fue seguido por la controversia.
Los norteamericanos prefieren tratar con el ministro de Defensa, Ehud Barak, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, llegó a aconsejar al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que lo destituyera y lo reemplazara por una personalidad a su juicio más presentable.
Por su parte, Netanyahu cuenta con un texto que la Knesset debe promulgar el lunes para tratar de obtener el respaldo de al menos siete de los 28 diputados del partido opositor Kadima (centro) de Tzipi Livni, y reforzar así su coalición.
Lieberman sigue siendo persona non grata en Egipto y Jordania, los únicos países árabes que firmaron la paz con Israel, respectivamente en 1979 y 1994, debido a sus posiciones hostiles a la minoría árabe en el Estado hebreo.