Odisea de la familia Zelaya


FOTO LA HORA: AFP ALFREDO ESTRELLA

La esposa del depuesto presidente hondureño, Xiomara Castro de Zelaya, en una de las manifestaciones proretorno de Mel en la ciudad de Tegucigalpa.» title=»FOTO LA HORA: AFP ALFREDO ESTRELLA

La esposa del depuesto presidente hondureño, Xiomara Castro de Zelaya, en una de las manifestaciones proretorno de Mel en la ciudad de Tegucigalpa.» style=»float: left;» width=»250″ height=»169″ /></p>
<p>La familia del derrocado presidente Manuel Zelaya vive en una carretera de Honduras desde hace tres dí­as, protegida por decenas de amigos y seguidores, e impedida por militares armados de avanzar hacia la frontera de Nicaragua para reunirse con él.</p>
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La esposa de Zelaya, Xiomara Castro, sus hijos Hortensia (Pichu, de 24 años) y José Manuel (20), además de la madre del mandatario (Hortensia Rosales) y su suegra (Olga Doris Sarmiento), partieron desde la capital en dos vehí­culos todoterreno ayer en la mañana hacia Las Manos, en la frontera entre Honduras y Nicaragua.

Aunque el trayecto de 100 kilómetros desde Tegucigalpa cualquier automóvil puede hacerlo en unas dos horas, ellos viajaron tres dí­as sin llegar adonde iban.

«Son situaciones que nunca hubiéramos imaginado», dijo Xiomara Castro, mientras esperaba frente a un retén militar en La Calera, en el municipio de Jacaleapa, a unos 80 kilómetros de Tegucigalpa, que los soldados los dejaran avanzar hacia la frontera a reunirse con su marido.

Mientras los vehí­culos de la familia de Zelaya avanzaban por la ruta hacia Las Manos, el gobernante de facto Roberto Micheletti impuso un toque de queda en la zona limí­trofe, inicialmente por 18 horas, pero luego extendido a 54 horas.

Aunque en cuatro retenes militares los dejaron seguir, luego los vehí­culos de la familia fueron impedidos de continuar por los soldados, relató «Pichu» Zelaya.

La primera dama no ve a su marido desde la madrugada del domingo 28 de junio, hace justo cuatro semanas, cuando militares armados lo sacaron de su cama y lo subieron a un avión en el que llegó exiliado a Costa Rica.

El gobierno de facto ofreció el sábado una aeronave para llevar a la mujer de Zelaya a Nicaragua, pero ella rechazó la oferta alegando que era un intento de echarla del paí­s, como a su marido.

En Jacaleapa, a unos 20 kilómetros de la frontera, los lugareños ofrecieron dos cuartos de una casa para que descanse la familia de Zelaya, mientras decenas de seguidores y amigos la acompañan para protegerla.

«Llevamos como 50 horas esperando que nos abran el paso. Nos dijeron que eran órdenes estrictas de Micheletti» no dejarnos avanzar, dijo Pichu Zelaya.

El sábado al anochecer, un piquete de soldados instaló otro retén en la zona de La Calera, lo que en la práctica dejó a la familia de Zelaya encerrada entre dos barreras de soldados fuertemente armados, dijo la hija del mandatario.

«Temí­amos que nos estuvieran arrinconando, encajonando, pero la gente nos vino a sacar y nos llevaron a estos dos cuartos (de una casa del pueblo) y allí­ se instaló el pueblo afuera dándonos seguridad», contó Pichu Zelaya.

La joven estudiaba comunicaciones en la universidad, pero suspendió sus estudios cuando su padre asumió el poder el 27 de enero de 2006 para trabajar con él, sin cobrar sueldo, en programas sociales destinados a los jóvenes hondureños.

Para impedir que los vehí­culos militares se acerquen a la familia de Zelaya, sus seguidores atravesaron este domingo una decena de vehí­culos en la ruta, mientras nadie parece saber cuándo terminará la crisis polí­tica hondureña, ni cuándo el mandatario derrocado podrá abrazar a sus seres queridos.