Cabinas de bronceado provocan cáncer


La cabina de bronceado de rayos Ultravioleta, aumenta en un 75 por ciento las probabilidades de contraer cáncer de piel.

Los rayos UVA de las cabinas de bronceado, hasta ahora considerados como «probablemente» cancerí­genos, fueron clasificados como «cancerí­genos» por el Centro Internacional de Investigación sobre el Cáncer (CIRC), agencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS).


Esta fue la conclusión dada a conocer el martes por un grupo de 20 expertos de nueve paí­ses reunidos en el CIRC, con sede en Lyon (centro este de Francia).

Los resultados de esa reunión -que tuvo lugar en junio- se presentarán en la edición de agosto de la revista médica Lancet Oncology.

Desde 1992, los rayos solares ultravioletas (A, B y C), al igual que los UVA artificiales de lámparas, camas y cabinas, figuraban en el nivel 2 de la clasificación del CIRC.

Pero según los últimos estudios cientí­ficos, el CIRC elevó todos los rayos ultravioletas a su nivel de clasificación 1, es decir, cancerí­geno para el ser humano.

«Un análisis concluyó que cuando la exposición a los rayos UVA artificiales comienza antes de los 30 años de edad, el riesgo de melanoma (la forma más agresiva de cáncer de piel) aumenta en un 75%», indicó el CIRC.

Ese organismo también subrayó que el uso de aparatos de bronceado con rayos UVA está muy extendido, sobre todo entre las jóvenes.

«Asimismo, numerosos estudios demostraron una asociación entre el bronceado artificial y el melanoma ocular», añadió.

«No somos una agencia de regulación; publicamos resultados cientí­ficos para que las agencias sanitarias nacionales puedan tomar las decisiones que juzguen necesarias», explicó a la AFP Vincent Cogliano, responsable de las monografí­as del CIRC.

Los dermatólogos franceses y británicos recibieron con satisfacción la decisión de la agencia para el cáncer de la OMS, si bien no pidieron la prohibición de las cabinas de bronceado.

«La solución no es prohibir sino informar», declaró Georges Reuter, presidente del Sindicato Francés de Dermatólogos (SNDV), al recordar que ese tipo de aparatos se comercializan también a través de internet.

«Es el momento de avanzar para regular el sector, evitar que los niños usen las cabinas de bronceado y asegurarse que esos aparatos estén sometidos a las reglas sanitarias», afirmó por su parte Nina Goad, de la Asociación Británica de Dermatólogos.

Según un estudio de la Asociación Alemana para la Prevención Dermatológica realizado a finales de 2008, unos 14 millones de alemanes de entre 18 y 45 años se broncean artificialmente. Un cuarto de ellos lo empezó a hacer entre los 10 y los 17 años.

«El gran peligro son las sesiones para mantener el bronceado todo el año», subrayó Reuter, que limitó a diez el número de sesiones que se pueden tomar al año.

«El otro peligro es el mal mantenimiento de las instalaciones», añadió al recordar que los tubos que producen los rayos UVA envejecen por lo que la luz que emiten es aún más peligrosa para la piel.

La Asociación de Cabinas Ultravioletas (The Sunbed Association) señaló en un comunicado que el riesgo de desarrollar un cáncer de piel está relacionado con una «sobreerexposición» a los UVA.

«El 80% de los usuarios son conscientes del peligro de una sobreexposición a los UV y la mayorí­a de ellos no superan las 20 sesiones al año», aseguró.

«El problema es hacer conocer los riesgos ligados a ese tipo de instalaciones y el riesgo solar en general», resumió Reuter al sugerir a todos aquellos que quieran una cara morenita y saludable que usen productos autobronceadores.