El precio de un kalachnikov por las nubes


El precio de un fusil de asalto kalachnikov, el arma preferida de los guerrilleros del mundo entero, está por las nubes en el noroeste de Pakistán, donde la creciente inestabilidad y los intensos combates multiplicaron la aparición de grupos armados de todo tipo.


Fácil de usar y de mantener, fiable y robusto, el AK-47 es una herramienta cada vez más demandada en estos parajes de enfrentamientos armados entre el Ejército y los talibanes y entre tribus locales.

En un año, su precio de quintuplicó en Peshawar, capital de la Provincia del Nororeste, y en Darra Adam Jel, suburbio escondido en las zonas tribales fronterizas de Afganistán, que alberga uno de los más grandes mercados de armas a cielo abierto de Asia con cientos de talleres y comercios.

Esta inflación «se explica principalmente por la situación de guerra», pero también por la «talibanización que hizo despegar la demanda», explicó por teléfono a la AFP un armero de Darra Adam Jel, Qalandar Shah.

«Las talibanes necesitan este arma para combatir y las tribus para defenderse frente a los talibanes», añadió Habib Jan, marchante de armas en Peshawar.

Cuando llegaron a Peshawar, hace más de 25 años, en plena Guerra Frí­a, los espí­as estadounidenses no reparaban en gastos a la hora de armar a los muyaidines que combatí­an contra los soviéticos en el vecino Afganistán.

El fusil de asalto inventado en los años 40 por un militar ruso, Mijail Kalachnikov, y sus derivados, empezaron entonces a inundar Pakistán.

A fines de 2001, cuando las tropas internacionales lideradas por Estados Unidos expulsaron del poder a los talibanes, éstos, junto a sus aliados de Al Qaida, se refugiaron masivamente en Pakistán.

Desde entonces, su influencia no ha dejado de extenderse, empujando al ejército a lanzar varias ofensivas en su contra en el noroeste en los últimos años.

Unos 2.000 miembros de las fuerzas de seguridad paquistaní­es murieron desde 2002, en su mayorí­a en el noroeste, en combates con rebeldes opuestos a la alianza estratégica de Islamabad y Estados Unidos.

«En un año, los precios se fueron por las nubes. Y si continúan los combates, subirán aún más», estimó Qalandar Shah.

En Darra Adam Jel, por ejemplo, el modelo de kalachnikov alemán, el más caro, se vende a 125.000 rupias (1.072 euros o 1.523 dólares). La versión china, «se vende en la actualidad a 100.000 rupias (858 euros o 1.218 dólares), explica Qalandar Shah, antes de recordar que en alguna época se lo conseguí­a por 25.000 a 35.000 rupias (entre 214 y 300 euros, es decir entre 303 y 425 dólares).

En cuanto a las versiones de baja calidad, la iraní­, todaví­a se consigue por 35.000 rupias (300 euros o 425 dólares), y la copia local paquistaní­ se vende a 13.000 rupias (111 euros o 157 dólares).

Para las municiones, el esquema es el mismo.

«Hace algunos años, una decena de balas costaba solamente 10 rupias (9 centavos de euro. Hoy en dí­a, cuesta 285 rupias (2,44 euros o 3,46 dólares).

Los combatientes talibanes y de Al Qaida en Afganistán e Irak adoptaron rápidamente el kalachnikov como su arma preferida «porque es liviana y eficaz», subrayó Roohula, otro vendedor de armas en Peshawar.

Muchos habitantes del noroeste también se procuraron un ejemplar de kalachnikov para combatir a las tribus rivales o defender sus hogares de diversas amenazas.

«Me compré una, aunque salió un poco cara. Con esto, nadie nos atacará», explicó Kabir Jan, cliente de una tienda de armas en Peshawar.

A los responsables locales tampoco parece preocuparles la proliferación de estos célebres fusiles de asalto. «La demanda crece» pues «son fáciles de usar, de limpiar y de transportar», explicó Ghafoor Afridi, un responsable de la policí­a en Peshawar.