DESDE LA REDACCIí“N
El Presidente se inauguró como locutor. Suponemos que previo a su estreno recibió unos cuantos consejos para tener un desempeño que llenara las expectativas de una audiencia que esperaba palabras, más de aliento, esperanzadoras de quien tiene las riendas del país.
Para algunos analistas el Presidente quedó en deuda. Le faltó contundencia y más seguridad al referirse a temas de por sí delicados para el país. Dejó, como se dice comúnmente, un sabor agrio en la boca. Pero es el primer programa. La intención del equipo que lleva los hilos de la comunicación en su mandato es que cada miércoles se convierta en un punto de referencia entre el gobernante y los gobernados.
Para eso se ha armado con dos de las mejores cartas en cuanto a comunicación social se refiere en su equipo. Ellos lo acompañarán en la conducción de lo que se presume será el programa con mayor audiencia en el dial de TGW. Las dudas están en el aire.
Lo cierto del caso, y más allá de la emulación a proyectos idénticos en los controversiales países como Venezuela, por ejemplo, el proyecto es por demás necesario. Hasta entretenido, porque bien sabrán los gobernados que existen muchas cosas que quisieran decirle a quien los gobierna. O si no exigirle, que es lo más común.
Pero se perfila un espacio para hacer catarsis. No se sabe, y no lo dejó entrever, si además de emitir pequeños discursos repetitivos también pueda tomar decisiones importantes, tal como lo hace su homólogo venezolano, que resuelve problemas de todo tamaño mientras dirige su Aló, Presidente.
Cada miércoles, prometen sorpresas. Ojalá que el próximo realmente las haya, porque el proyecto inicial no lo logró: vuelve a culpar de sus males a quienes lo antecedieron; después de dieciocho meses al frente del Gobierno, eso ya no es válido.
SALVADOS POR LA CAMPANA
Y vaya que fue una campana muy efectiva. Hablando de sorpresas, sin duda las intenciones de caer en manos de la seguridad estadounidense no era ninguna sorpresa agradable para una de las familias más poderosas de Zacapa.
El martes pasado, La Reforma en Huité, Zacapa, amaneció con un vasto operativo que pretendía capturar a integrantes de los hermanos de apellido Lorenzana, señalados por el Gobierno de Estados Unidos de integrar una de las redes del narcotráfico más grandes y peligrosas del país.
Aunque todo estaba bien programado y participó incluso equipo de estadounidenses, hubo alguien más listo y adelantó la noticia para dar tiempo a la huida. El fracaso se debió, según contraste entre el gobierno y el Ministerio Público a una «filtración», según el Fiscal General y a una falla en la Inteligencia, según ílvaro Colom.
Fallas las hubo. Y las habrá. Cuando se tienen instituciones copadas por poderes desconocidos bien conocidos no es de extrañar que las operaciones fallen como ocurrió esta semana. Lo malo es que el argumento siempre será el mismo, pero las soluciones, ninguna.
POR REDACCIí“N LA HORA
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