En medio de una crisis diplomática por el reinicio de las fumigaciones aéreas de cultivos ilícitos en la frontera colombo-ecuatoriana, los gobiernos saliente y entrante de Quito coinciden en que no se romperán las relaciones con Bogotá a pesar de sus «agresiones».
«La ruptura de relaciones con Colombia es un escenario imposible de considerar», afirmó hoy la designada ministra de Relaciones Exteriores, María Fernanda Espinosa.
Agregó que el presidente electo, Rafael Correa, impulsará con Colombia «relaciones de amistad, de diálogo abierto y constructivo que busquen resolver los problemas que se han suscitado en las últimas semanas» con la reanudación de las aspersiones, que para Ecuador son dañinas.
Espinosa coincidió con el canciller saliente, Francisco Carrión, quien ayer afirmó que «no se van a romper las relaciones», aunque anotó que «cada vez son más tensas».
En lo que para el futuro gobierno también es una «condición sine qua non», Carrión dijo que Quito está dispuesto a dialogar con Bogotá sobre la base de la suspensión inmediata de las fumigaciones en la frontera, que son calificadas por Ecuador de «hostiles e inamistosas» y derivaron en el llamado a consultas de su embajador.
«Los temas que nos unen a Colombia son muchos más que los que nos separan», manifestó Espinosa a Radio Quito, y añadió que sin embargo «no se puede no reconocer que hay una situación compleja, pero confiamos en que el diálogo es la herramienta para la solución de conflictos y el mantenimiento de la paz».
Mientras, el ministro de Defensa, general (r) Marcelo Delgado, denunció que Ecuador es víctima de «agresiones sicológicas» por parte de Colombia, que afirmó que existen cultivos de hoja de coca y líderes de la guerrilla colombiana «refugiados» en territorio ecuatoriano.
«No estamos solo siendo agredidos mediante las aspersiones, ahora somos agredidos mediante una campaña sicológica auspiciada y dirigida desde los más altos niveles», declaró.
El director de la Policía de Colombia, general Jorge Castro, provocó un revuelo en Ecuador al denunciar que en el lado fronterizo ecuatoriano hay hasta 15 hectáreas de sembradíos de coca, lo que es rechazado enérgicamente por las autoridades de Quito.
Al igual que Carrión, Delgado sostuvo que la actitud de Bogotá es un indicio de que quiere arrastrar a Quito al Plan Colombia antidrogas.
Entretanto, Espinosa señaló que «la actitud de Colombia a partir del reinicio de las aspersiones es poco amigable y no concertada».
Al mismo tiempo, la diputada socialista Guadalupe Larriva, quien podría ser la primera mujer ministra de Defensa, manifestó que el de las fumigaciones «no es un problema entre Ecuador y Colombia, es el problema de la cuenca Amazónica y sería también del mundo, porque el envenenamiento va hacia todos los espacios».
«Se constituye en un fenómeno global», agregó.
La designada secretaria de Comunicación del próximo gobierno, la indígena Mónica Chuji, dijo, a su vez, que «se ve que el presidente (colombiano, ílvaro) Uribe, no es sensible a la realidad y consecuencias que están generando las fumigaciones en la frontera».
«El pedido que hace Ecuador es la suspensión inmediata de las fumigaciones (…) apoyamos la posición del canciller (Carrión)», puntualizó.
En represalia por las aspersiones, Correa eludió una visita programada a Bogotá la semana pasada, mientras que el mandatario saliente Alfredo Palacio expresó a Uribe que no están dadas las condiciones para que llegue a Quito a dialogar sobre el tema como pretendía.