Las fuerzas del gobierno somalí, apoyadas por Etiopía, arrebataron hoy la ciudad de Jowhar a los islamistas y avanzan hacia la capital, Mogadiscio, a tan sólo 90 Km. de distancia, al iniciarse una segunda semana de violentos combates.
«Perdimos la ciudad, pero continuamos los combates, hemos organizado una retirada militar», anunció el jeque Yonis Haji Idris, un comandante islamista apostado en los alrededores de Jowhar, a unos 90 Km. de Mogadiscio, y contactado por teléfono.
Funcionarios del gobierno somalí confirmaron la toma de este bastión islamista.
«Hemos hecho retroceder a los terroristas y a sus aliados hacia la capital, pierden cada día más influencia y Jowhar cayó en manos de las fuerzas del gobierno», dijo Hassan Abdulahi Jiis, un comandante del gobierno en esta ciudad, consultado también por teléfono.
Los islamistas «no tienen la capacidad de resistir y huyen, los habitantes nos reciben cordialmente», agregó.
El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió ayer de urgencia para abordar el conflicto, pero no logró alcanzar un acuerdo sobre un texto que pida la retirada de las fuerzas extranjeras, particularmente etíopes, de Somalia.
La Unión Africana (UA) convocó una reunión hoy en Adís Abeba, que también contará con la presencia de responsables de la Liga írabe, para analizar la situación en este país del Cuerno de ífrica.
Los combates habían estallado en las inmediaciones de Jimbiley, a unos 50 kilómetros de Jowhar, cuando los milicianos abrieron fuego para detener a las fuerzas etíopes que avanzaban hacia el sur, según los habitantes de la localidad.
Ante la escalada de la violencia, el Programa Alimentario Mundial (PAM) de la ONU anunció que suspendió sus operaciones aéreas en Somalia y evacuó temporalmente a su personal extranjero hacia Kenia.
«El PAM trasladó ayer de forma temporal dos helicópteros MI8 y 25 trabajadores humanitarios de Kismayo (sur de Somalia) a Nairobi», declaró Peter Smerdon, portavoz del Programa.
«Solamente suspendimos las operaciones áreas. Las terrestres continúan. Tenemos alrededor de un centenar de empleados locales que siguen trabajando» en Somalia, apuntó el portavoz, quien agregó que todo el personal extranjero fue evacuado.
Smerdon precisó que «las operaciones aéreas resultan difíciles debido al cierre del espacio aéreo declarado (el lunes) por el gobierno federal de transición».
El PAM trabaja en Somalia para ayudar a las víctimas de las inundaciones que golpearon el país desde fines de octubre y dejaron decenas de muertos y cientos de miles de desplazados.
Los primeros enfrentamientos se iniciaron el 20 de diciembre después de que los islamistas, quienes controlaban la mayoría del país, exigieran la partida de las tropas etíopes que apoyan al frágil gobierno somalí, respaldado por la ONU.
Estados Unidos, aliado de Etiopía -al que aporta un programa de asistencia militar desde 2002- defendió ayer los ataques etíopes contra los islamistas, que se han cobrado la vida de más de mil personas, pero urgió a Adís Abeba a ejercer la «máxima moderación» en su intervención.
Somalia se encuentra en guerra civil desde la caída del dictador Mohamed Siad Barre en 1991.
La Unión Africana (UA) pidió hoy la retirada «sin demora» de las tropas etíopes que luchan junto a las fuerzas del gobierno somalí contra las milicias islámicas, en una reunión de la organización en Adís Abeba.
«Pedimos la retirada de las tropas etíopes sin demora y la aplicación de la resolución 1725» del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, declaró el presidente de la Comisión de la Unión Africana (UA), Alpha Umar Konaré.
Esta resolución, adoptada el 6 de diciembre, autoriza la creación por parte de los países africanos de una fuerza de paz en Somalia para apoyar al gobierno somalí y promover el diálogo de éste con los tribunales islámicos.