La OEA y los Petrodólares


Muchos opinan que la OEA no sirve, y culpan a veces a sus Secretarios Generales, pero éstos si es que en realidad cumplieran verdaderamente su mandato, sólo serí­an mediadores y negociadores para resolver las crisis, no juez y parte como lo hizo Insulza en el conflicto que se generó en Honduras.

Guillermo Castañeda Lee, Ced. R-19 No. 997, Teculután, Zacapa

Este organismo tiene varios tipos de reuniones, unas en las que participan los embajadores, otras en las que participan los cancilleres, y una cumbre en la que participan los presidentes.

Para empezar veamos quién nombra a los embajadores, después  quién nombra a los cancilleres y por último que es lo que mueve a  los presidentes de los paí­ses que  integran este cuestionado organismo.

No es un secreto que lo que mueve todo en este mundo es el dinero y las ambiciones de poder;  el primero, un elemento escaso en nuestros paí­ses y lo segundo, es un elemento abundante en los humanos, por lo que quien tiene dinero, ejerce influencia sobre los que no lo tienen y casi siempre resulta que es el petróleo el bien que  genera esos petrodólares.

Al verse los presidentes sin ese elemento vital que mueve voluntades y apoyos incondicionales, tratan de recurrir a organismos financieros, pero éstos tienen  el inconveniente de que exigen planes de inversión y no pueden usarse para medidas populistas que son los que en última instancia les genera el apoyo popular para hacer lo que más les plazca. En su afanosa búsqueda de  créditos, les aparece milagrosamente Petrocaribe que  por compra de petróleo les da un crédito del 50 % de la inversión, el cual para convencer a los gobiernos, es sin ataduras, sin compromisos, con intereses blandos y el acreedor es Hugo Chávez.

Así­ que si el Secretario General de la OEA quiere permanecer en el chance y una posible reelección, tiene que obedecer a quien da los créditos con esas facilidades, pues de lo contrario los presidentes favorecidos, no votan por él en el caso de una posible reelección.

Para mentir, se debe de incluir siempre algunos elementos verdaderos para darle cierta credibilidad a la mentira, tal el caso de los intereses blandos que nadie lo puede negar y corre el riesgo de que llamen tarado a quien se oponga a esta ganga. Sin ataduras es la parte falsa, pues qué deudor no está supeditado a los bancos y este banco se llama Chávez, que no necesita reglas, pues él las hace.

Así­ pues la OEA está supeditada a lo que dicen que disponen los paí­ses, pero la única voz que suena es la del Presidente, quien es el que nombra sus cancilleres, éstos sus embajadores, éstos la OEA, en reunión especial nombran su Secretario General, etc., etc. En última instancia el que toma las decisiones de la OEA es Petrocaribe y volvemos al principio, sólo que ahora no son los Estados Unidos los amos, sino quien tiene el oro negro.