Se sintió aludido pues


Jorge Alfredo Cerros Gálvez

Es verdaderamente lamentable que gente que dice estar kilometrada dentro de la actividad periodí­stica, asuma papeles de niños escueleros queriendo defender causas que están claramente visibles ante la opinión pública.

Federico Castillo Valenzuela, más conocido entre el ambiente de camaraderí­a y amigos como LICO, es un ciudadano polifacético porque conoce casi todos los ambientes que prevalecen en nuestro diario vivir, pero de eso a que es abogado como lo afirma hepática e impulsivamente el descalificador señor Eduardo Villatoro, no hay más que todo un océano de por medio.

Parece que el comentario de fecha 8 de diciembre publicado en ese vespertino y escrito por Lico Castillo, le llegó hasta la tecla menos sensible al señor Villatoro, porque se agarró el guante en forma poco elegante, demostrando que el confundido es él porque parece que siendo periodista no puede limitar la libre emisión del pensamiento, y ese comentario (anzuelo) subliminal de Lico Castillo fue mordido infantilmente por el señor Villatoro, ya que hasta carácter humorista y alegórico tiene tal comentario que hasta mal interpretado fue por el señor Villatoro, pues se refiere en términos vagos e imprecisos a algunos periodistas (?) de provincia, pero el defensor de oficio tení­a que sacar la cara, y la sacó con su tradicional y mal disimulada serenidad, al intentar ofender al comentarista que fue oportuno al tocar ese tema de interés para la sociedad que mira y escucha diariamente al periodista, pero que desconoce bajo qué condiciones desempeña su labor.

El señor Villatoro no sabe que Lico Castillo es uno de los ciudadanos guatemaltecos más felices, gracias al gigantesco trabajo que ha desarrollado como dirigente laboral, social y como promotor cooperativista y cultural, logros que sin comprometer su dignidad son de incalculable valor para las comunidades que está proyectado, y si lo sabe, pretende ignorarlo porque en su afanosa búsqueda de protagonismo, no anda viendo quien se las debe, sino quien se las paga. Lico es un hombre sencillo y humilde, pero muy enérgico en lo moral y ético, y yo nunca he visto a Lico atormentándose por angustias, que sin duda si afligen al señor Villatoro, pues Lico Castillo está acostumbrado a caminar en la llanura compartiendo su indiscutible don de gentes y amistad. Yo quisiera saber, aparte de esos hepáticos arrebatos del señor Villatoro, ¿cómo y en qué él trabaja para servir a su pueblo?, ya que desconozco totalmente su labor.

El dos de diciembre se publicó en Diario La Hora, una ensalada del señor Villatoro, y habrí­a que preguntarle a qué abuelita se refiere, a qué Romualdo se refiere y a qué presidente de paí­s centroamericano se refiere, ya que él está tan interesado en detalles, pues debe comenzar por hacerlo él antes de mirar en el ojo ajeno. ¡Salud y adelante Lico Castillo!