Viaje por el Chahal (II parte final)


Chahal tiene un rí­o del mismo nombre. En la actualidad colinda con Fray Bartolomé de las Casas al Oeste, con El Estor al Sur.

í“SCAR ENRIQUE ALVARADO S.

Se encuentra a una distancia considerable de Cobán. Las montañas que lo rodean son: Chama, Santa Cruz, y más lejos las montañas mayas. No pertenece a tierra alta, cercano está el ensanchamiento de un rí­o, conocido el lugar con el nombre del Embarcadero.

Sus habitantes permanecen familiarizados con el rí­o Cahabón y el municipio del mismo nombre, el municipio de San Luis en Petén y el rápido de Gracias a Dios en el rí­o Sartoon.

Por razones de comercio sus habitantes llegan al rí­o Polochic y la serie de pueblos en su curso, así­ también el lago de Izabal.

San Agustí­n Lanquí­n y San Gaspar Chajul de los Reyes son lugares frecuentados.

Al Norte el sitio arqueológico de Cancuén y el rí­o que lleva el mismo nombre.

En la orilla de Chahal pasa un oleoducto por donde sale nuestra riqueza del petróleo.

En aquella lejana época de la colonia para conectar la ciudad de Santiago con Petén existí­an angostos caminos que pasaban por estos lugares, incluyendo Chisec.

La población indí­gena hasta hace pocos años todaví­a presentaba un elevado analfabetismo. Durante la Colonia a pesar de las leyes protectoras los nativos fueron ví­ctimas de malos tratos, pagos de tributos, trabajos forzados para construir casas, epidemias y otros inconvenientes que hicieron disminuir la población en el Manché.

El Chol fue otros de los grupos nativos que se extinguieron en lo que hoy es Guatemala.

En el Archivo General de Centro América existen documentos que ilustran ciertos pasajes, por ejemplo, en la gaveta 5 – 20. Signatura A3. 16. Exp. 40543. Legajo 2804. «Fundación de pueblos. La Sabana. Año 1631. Martí­n Alfonso de la Tovilla, informa que al haber reducido a poblado a los indios del Manché, fundando el pueblo de La Sabana, les tasó el tributo que deberí­an pagar desde 1632».

En el documento: Al. 12.6. Exp. 2035. Legajo 94. Año 1700. Tomando en cuenta las entradas en tierras de los Lacandones, las reducciones y congregaciones de algunos de los nuevos pueblos de Nuestra Señora de los Dolores y San Ramón, se formó un presidio o fortaleza de treinta hombres, para guardia de los pueblos. Los padres de Nuestra Señora de la Merced podí­an desempeñar su misión con mayor seguridad. Hubo necesidad de construir estos presidios para evitar que los indí­genas se retirasen de los pueblos recién formados y practicasen de nuevo sus idolatrí­as. Los Lacandones nunca quedaron conquistados ni en lo militar y menos en lo económico.

Hubo traslados territoriales del presidio o fortaleza del pueblo de Dolores del Lacandón. Llevando los indí­genas una existencia muy difí­cil en la selva y sin aceptar el dominio español.

Los indí­genas viví­an de conformidad con las Ordenanzas para practicar su religiosidad, fiestas patronales, vida familiar y de trabajo. El Alcalde Mayor cuando viajaba visitando las comunidades llevaba intérpretes pues eran muchos los idiomas.