Ese primate, de 37 millones de años de antigí¼edad y bautizado Ganlea Megacanica, poseía una capacidad que tienen los monos modernos pero no los lémures: abre y come semillas de una forma específica con sus desmesurados dientes caninos, como algunos monos actuales de América del Sur, según un comunicado del Centro Nacional francés de Investigación Científica (CNRS).
Esa facultad ha justificado, entre otras cosas, su unión a la familia de los primates antropoides (monos, grandes monos y hombres), según esos trabajos publicados recientemente en la revista Proceedings de la Royal Society.
Los prosimios, que representan otra gran línea de primates de la que forman partes los lémures, están considerados como los más primitivos. Hasta ahora, los científicos suponían que los primates antropoides eran originarios de ífrica.
«Ganlea Megacanina prueba que los primeros antropoides son originarios de Asia más que de ífrica», afirman Laurent Marivaux (CNRS) y Jean-Jacques Jaeger (Universidad de Poitiers), que participaron en ese descubrimiento.
Desde noviembre de 2005, los investigadores censaron en el corazón de Birmania varios fósiles datados de 37 millones de años antes de descubrir, en noviembre de 2008, el fragmento de mandíbula que dio lugar al debate sobre el origen del hombre.
Ganlea y sus allegados pertenecen a una familia extinguida de primates antropoides de Asia, los amphipithecidae.
Esos primates antropoides asiáticos son muy diferentes a los primates como Ida, el esqueleto completo de un primate fósil descubierto recientemente en Alemania.
«Este último es más cercano a los lémures modernos que los primates antropoides. No desarrolló las características necesarias para convertirse en un comedor de semillas muy especializado», subraya Laurent Marivaux.