Y VIVIERON FELICES…


Las notas de la marcha nupcial se dejaron escuchar y los invitados se pusieron de pie para admirar a la radiante novia.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

Hilde Kirch ingresó al templo, ataviada con un hermoso vestido blanco; su rostro brillaba de felicidad y toda ella parecí­a una flor de rara belleza, mientras se aproximaba al altar.

Su prometido Hans Luben, esperaba al frente con el pecho embargado de emoción porque al fin, sus sueños se convertí­an en realidad.

Ellos eran novios cuando estalló la Segunda Guerra Mundial; el muchacho fue llamado a filas y la chica salió exiliada hacia los Estados Unidos.

Se reunieron 35 años más tarde y decidieron continuar el idilio interrumpido. Se casaron en 1982.

EL TIEMPO Y LA DISTANCIA SON RETOS PARA EL AMOR AUTí‰NTICO.