La crisis financiera global y Centroamérica


El mundo está atravesando una de las crisis más complicadas y profundas de las últimas décadas. De hecho, de acuerdo con estimaciones del Banco Mundial (BM), se espera que la economí­a mundial se contraiga este año en cerca del 3%, convirtiendo a 2009 en el primer año donde la actividad económica global se contrae desde que el BM empezó a dar seguimiento a esta variable hace más de cuatro décadas. En el contexto de Centroamérica, el BM está proyectando una contracción del producto interno bruto en Guatemala (-0.5%), El Salvador (-1%) y Costa Rica (-2%), y un crecimiento muy moderado en Honduras (0.5%) y Nicaragua (0.5%), siendo Panamá el único paí­s donde se espera un crecimiento medianamente robusto (3%).

LAURA FRIGENTI, Directora para Centroamérica del Banco Mundial

Más allá del valor estadí­stico de estas cifras, lo importante a resaltar es que quizá con la excepción de Panamá, la crisis económica va a resultar en incrementos importantes de las tasas de pobreza. De acuerdo con los cálculos de los economistas del BM, la tasa de pobreza de la región centroamericana podrí­a aumentar en un 1.5%, lo que en conjunto puede implicar que el número de pobres de Centroamérica crezca en unos 900 mil llegando a 18.3 millones. Ellos representan la cara social de la crisis.

Por ello y durante los últimos 12 meses hemos canalizado a Centroamérica más de 1,800 millones de dólares para ayudar a los diferentes paí­ses a mantener los niveles de gasto público que les permitan atender las necesidades sociales prioritarias en el corto plazo. Pero contemporáneamente, se hace necesario fortalecer las redes de protección social con una visión de largo plazo de manera tal que los paí­ses puedan reaccionar a los retos sociales que han de surgir más allá de esta crisis.

Es destacable el hecho de que la mayor parte de los paí­ses han venido haciendo progresos con programas altamente efectivos para la lucha contra la pobreza, como son los basados en las transferencias en efectivo condicionadas (TAC). En los TAC las familias más pobres reciben una transferencia monetaria del gobierno a condición de que enví­en a los niños a la escuela y cumplan con una serie de requisitos de salud pública, con lo que se ataca un problema de corto plazo (la pobreza de la familia) y otro de lago plazo (la salud y educación de menores y jóvenes).

Sin embargo, estos programas están fundamentalmente focalizados en zonas rurales (dado que las tasas de pobreza rural son mucho más altas que en las ciudades) y dejan al margen a los sectores urbanos ubicados marginalmente por encima de la lí­nea de pobreza, que son los más afectados por el impacto de la crisis global.

Toda crisis presenta una gran oportunidad y Centroamérica realiza esfuerzos para explotar alternativas en el ámbito económico, a través del fortalecimiento de los sectores financieros, la exploración de nuevos mercados de exportación, o la introducción de mejoras en la eficiencia del gasto público.

Empero no se deben desaprovechar las oportunidades en el terreno social. Es el momento de emprender un gran esfuerzo regional para mejorar las redes y los programas existentes de protección social de manera que los distintos paí­ses puedan tener las herramientas necesarias para atacar la pobreza con independencia del origen de la misma, sea producto de una catástrofe natural o una crisis externa como la actual.

En ese esfuerzo, Centroamérica encontrará al BM como un aliado de primer orden.