«Algunos países de la región de América Central y el Caribe tienen tasas de las más altas de homicidio en el mundo como resultado de una cultura de violencia», informó el jefe de la división de Seguridad Multidimensional de la Organización de Estados Americanos, Alexandre Adornetto.
Según el funcionario, la espiral de violencia ha sido alimentada por «la «proliferación de armas de fuego y el control estatal precario de los territorios nacionales, además de la presencia del crimen organizado» en la región.
A modo de ejemplo dijo que en algunos países grandes como Brasil y México, la violencia deja cada dos o tres años 58 mil muertos, la misma cantidad de bajas que dejó la guerra contra Vietnam en Estados Unidos.
Esas cifras, sin embargo, quedan supuestamente cortas en América Central y el Caribe, donde «las tasas de homicidios pueden ser mucho más altas que en Brasil o México».
«Es como si tuviésemos una guerra civil no declarada», alertó el representante de la OEA.
Los problemas fueron expuestos durante la inauguración de la «Conferencia ministerial sobre tráfico de drogas, crimen organizado y terrorismo como desafíos a la seguridad y el desarrollo en Centroamérica», que se desarrolla en Managua con la participación de representantes de la ONU y delegados centroamericanos.
Se estima que más de dos millones de armas ligeras circulan en Centroamérica en manos de grupos vinculados al crimen organizado, el narcotráfico y las temidas pandillas o maras juveniles, según un informe divulgado el año pasado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Según Adornetto, la mayor parte de «las armas y municiones que son aprehendidas a criminales en México, América Central y el Caribe provienen de Estados Unidos», que junto a Canadá son los únicos países del hemisferio que no han ratificado la Convención Interamericana contra el tráfico ilícito de armas.
La OEA espera que el Tratado pueda ser ratificado por el Senado estadounidense con la nueva administración del presidente Barack Obama, dijo.
Puntualizó que el crimen organizado se manifiesta en la región con el incremento del tráfico de armas, de personas para explotación sexual, laboral, los secuestros, la corrupción pública y privada y el lavado de dinero, entre otros ilícitos.
Afirmó que estos grupos operan con apoyo de diversas «formas colectivas de asociación», entre las que figuran las pandillas juveniles que acechan a Honduras, El Salvador y Guatemala, «muchas de las cuales» están vinculadas al narcotráfico.
Se calcula que en Centroamérica hay más de medio millón de miembros de pandillas que cometen todo tipo de delitos, lo que se ha convertido en un serio problema de seguridad pública.
La Policía Nacional Civil (PNC) de El Salvador detuvo ayer a 33 pandilleros o «mareros» acusados de seis homicidios en el marco de una amplia operación, precisó un comunicado oficial.
La policía detuvo a los 33 pandilleros que pertenecían a la célula denominada «Programa Locos Salvatruchas», en la cual también se encuentran involucrados otros 13 mareros que están recluidos en presidios y a quienes les serán acumulados otros delitos.
Dentro de los 33 detenidos se encuentra uno de los directivos de la Asociación de trabajadores del Sector Informal identificado como Hugo Ernesto Torres, alias «Cuca».
La mayor parte de la operación en el centro de San Salvador contó con agentes de la unidad antimotines de la PNC y otras unidades de élite.
Además de San Salvador, la operación policial -en la que participaron 150 agentes- se desarrolló en las ciudades periféricas de Apopa, Soyapango y San Marcos.
En total la policía desarrolló 30 allanamientos.
«Con esta acción se propicia un duro golpe a la estructura criminal de la pandilla Mara Salvatrucha», aseguró el comunicado de la PNC.
El Salvador vive un repunte de la violencia desde mayo pasado con el saldo diario de 13 homicidios.
En total, mil 584 personas murieron en Guatemala de forma violenta en los primeros cinco meses del año, 450 personas más que en el mismo periodo del pasado año, según un informe del Grupo de Apoyo Mutuo (GAM).
«La violencia que afronta el país no respeta raza, género o estrato social», dice el director del GAM, Mario Polanco, antes de precisar que la violencia se cobra ahora más víctimas que «durante la guerra interna».
Con 358 víctimas, enero fue el mes con mayor número de muertes violentas, seguido de marzo con 344, febrero con 336, mayo con 286 y abril con 260.
El informe se hace eco del aumento de asesinatos de mujeres. En los primeros cinco meses de 2009 se registraron un total de 206, frente a los 172 ocurridos entre enero y mayo del año pasado.
El monitoreo del GAM también refleja que la profesión más peligrosa en Guatemala continúa siendo la del piloto del servicio de transporte público de pasajeros, pues, durante los primeros cinco meses del año han sido asesinados 65.
«Es preocupante que ni la Policía Nacional Civil ni el Ministerio de Gobernación hayan podido dar solución a la violencia de la cual son víctimas los pilotos de transporte colectivo», lamentó Polanco, quien también advirtió sobre los riesgos que corren los ayudantes de los choferes, que suman 22 asesinados.
Otras profesiones de riesgo, según el informe de GAM, son los agentes privados de seguridad, con 26 muertos en el periodo estudiado y policías nacionales, con 24 asesinados.