¿Vuelta al pasado?


Enorme preocupación existe entre los grupos que se han distinguido por impulsar reformas al sector justicia y a las fuerzas de seguridad porque las nuevas autoridades superiores de la Policí­a Nacional Civil están reinstalando a comisarios y agentes que fueron dados de baja por graves faltas que incluyen corrupción y abuso de poder en el marco de la cacareada depuración de la PNC. Con bombos y platillos se anunció que las autoridades estaban impulsando una limpieza de la institución policial para salir de los agentes que tení­an malos antecedentes, pero resulta que ahora, pocos dí­as después de que el mismo Presidente de la República atribuyera a esa «depuración» los ataques contra su gobierno, los depurados están de vuelta y con más poder.


La idea de que los cambios operados en la Policí­a Nacional Civil se orientan a revivir viejas prácticas que estuvieron de moda cuando el actual Ministro era Viceministro de Gobernación pareciera confirmarse con esa polí­tica que revierte el plan de depuración de las fuerzas de seguridad mediante la remoción de los agentes comprometidos con vicios del pasado.

Lamentablemente no se llegó a la consignación de los que eran señalados como sospechosos, sino que simplemente se les dio la baja y, en otros casos, se les apartó de sus funciones y fueron «rebajados», pero la verdad es que si la situación ya era tenebrosa antes, ahora se complica mucho más con el retorno de agentes que tienen serias manchas en su hoja de servicio.

De las pocas cosas positivas que ocurrieron en los meses recientes debe destacarse el esfuerzo realizado para depurar en la medida de lo posible a un cuerpo de seguridad seriamente contaminado como es la Policí­a Nacional Civil, mismo que nunca fue realmente refundado, sino que apenas llegó a un reciclaje en el que se cambió uniforme a los viejos agentes de la Policí­a Nacional y se les impartió un cursillito sobre derechos humanos y procedimientos policiales, como si ello fuera suficiente para superar años de corrupción y abusos de poder.

Lo más importante es que la Policí­a fue brazo ejecutor de muchos de los abusos ocurridos durante el conflicto interno y las prácticas en que incurrieron en aquellos tiempos quedan como huella indeleble en el comportamiento de muchos agentes.

Al menos la depuración era una señal positiva para advertir a los malos elementos de que habí­a interés en cambiar las cosas y salir de las manzanas podridas. Pero el retorno a posiciones de mando de agentes que fueron depurados es una señal en el sentido totalmente contrario, porque es el triunfo de los malos que por enésima vez se imponen en Guatemala.