Hombres armados asesinaron hoy de varios balazos a un diputado, en el tercer atentado contra altos cargos somalíes perpetrado en tres días, informó un ministro y la policía.
«Tenemos la confirmación del asesinato a balazos de Mohamed Husein Adow», declaró el ministro de Transportes, Mohamed Dhere.
Un alto responsable de la policía, el coronel Bahir Mohammed, confirmó el asesinato. «Hombres armados dispararon contra él. Estamos investigando», precisó.
Se trata del tercer asesinato en tres días de un alto responsable somalí, tras la muerte el miércoles del comandante de la policía de Mogadiscio y su región y la del ministro de Seguridad Interior el jueves en una atentado suicida en Beldweyne (300 km al norte de Mogadiscio).
Adow era partidario del presidente moderado Sheij Sharif Ahmed, que enfrenta una violenta ofensiva de los islamistas desde el 7 de mayo para tratar de derrocarlo.
LUTO
El frágil gobierno de transición de Somalia trataba este viernes de reponerse del atentado suicida perpetrado el jueves por insurgentes islamistas, en el que murieron el ministro de Seguridad Interior y otras 19 personas.
En un comunicado transmitido hoy, el gobierno de transición somalí «condena en los términos más fuertes, el cobarde asesinato del coronel Omar Hashi Aden».
Según el comunicado, el gobierno estima que el atentado «estaba claramente dirigido a intentar interrumpir el logrado proceso de paz para restablecer la estabilidad en Somalia. Pero estos asesinos sanguinarios no lo lograrán».
El gobierno de transición «no se dejará disuadir por tales actos de desaliento y continuará trabajando para restaurar la paz y vencer a los enemigos de Somalia en la región».
El grupo islamista radical somalí llamado «shebab» reivindicó el jueves el atentado suicida de Beledweyne (300 km al norte de Mogadiscio) que dejó 30 heridos y 20 muertos, entre ellos el ministro Aden, el primer responsable somalí de este rango que muere por las violencias que aquejan al país desde la elección a fin de enero del islamista moderado Sheij Sharif Ahmed.
El ataque fue perpetrado por un kamikaze que entró con su vehículo en el recinto del hotel Medina de Beledweyne, donde se hospedaba una delegación del Gobierno, integrada por varios altos responsables gubernamentales.
El primer ministro somalí, Omar Abdirashid Sharmarke, fustigó el jueves un «acto de cobardía perpetrado por terroristas vinculados a (la organización) Al Qaida», arguyendo que «los somalíes no tiene la capacidad para realizar tales ataques, esto es el trabajo de extranjeros».
A finales de mayo, el presidente Ahmed había asegurado que su país, en guerra civil desde 1991, había sido «invadido» por milicianos extranjeros que se habían sumado a los insurgentes islamistas.
El miércoles, 26 personas, entre ellos el comandante de la policía de Mogadiscio y de la región, el coronel Ali Said Hasan, murieron en otros enfrentamientos en la capital de Somalia.
Las fuerzas leales al presidente lanzaron el 22 de mayo una contraofensiva, con un moderado resultado, contra los insurgentes shebab y la milicia Hezb al Islamiya que el 7 de mayo comenzaron una ofensiva sin precedente en Mogadiscio y juraron derrocar al jefe de Estado.
Desde principios de mayo, los combates dejaron unos 300 muertos (civiles y combatientes). Según la ONU se registraron más de 122.000 desplazados.
Las condenas a este atentados se multiplicaron, mientras que en Mogadiscio la situación parecía haber vuelto a la normalidad este viernes, día de oración para los musulmanes.
En un comunicado conjunto transmitido el viernes a la AFP, la ONU, la Liga Arabe, la Unión Africana y la Autoridad Intergubernamental para el Desarrollo (que reagrupa a seis países de Africa del Este) «condenan firmemente el horrible atentado suicida con coche bomba en Beledweyne».
El jueves por la noche el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, denunció este atentado suicida estimando que apuntaba a «socavar la reconciliación» del pueblo somalí y pidió «a todas las partes en Somalia y en la región que trabajen para la estabilidad de Somalia».
Francia, Estados Unidos y Gran Bretaña también condenaron el atentado y reafirmaron su apoyo al gobierno de transición.