Corazones fundidos


Habí­an sido amigos durante quince largos años y su relación tení­a ya una profundidad en la que, para comunicarse, bastaba el lenguaje del silencio.

César Guzmán
cesarguzman@yahoo.com

No eran de la misma raza porque uno era negro y tení­a los ojos del color de su piel y el otro era de cuerpo claro y los tení­a azules.

Se habí­an acompañado durante inmenso número de dí­as, compartiendo techo, comida, penas y alegrí­as.

Pero un dí­a, Jesse Howard, el hombre negro, de Texas, Estados Unidos, se puso gravemente enfermo y poco después falleció a causa de su mal.

Charlie, el de la mirada color de cielo, lo sintió tanto que no pudo soportar la pena y de pura desesperación murió a los 15 dí­as. Charlie era el perro mascota de Jesse.

SI AMAN LOS ANIMALES, ¿POR QUE LOS HUMANOS NO?