El cancerólogo Richard Schilsky de la Universidad de Chicago (Illinois, norte), subrayó en el 45 congreso anual de la American Society on Clinical Oncology (ASCO) la necesidad de desarrollar terapias más personalizadas, más eficaces pero también menos costosas, para enfrentar los desafíos de la esperada explosión del cáncer en el mundo con el crecimiento demográfico.
Según un reciente informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 26,4 millones de personas por año serán diagnosticadas con cáncer para 2030, con 17 millones de decesos, el triple que actualmente.
«Se vuelve cada vez más importante tomar en cuenta estos desafíos de manera de curar a cada paciente de la mejor forma posible», indicó Schilsky, que preside este año la ASCO.
El médico observó que en Estados Unidos el riesgo de morir debido a un cáncer retrocede desde hace 15 años pero sigue siendo dos veces más alto entre los estadounidenses que no disponen de cobertura de salud y que representan más de 40 millones de personas.
El presidente Barack Obama prometió medios adicionales para vencer el cáncer e insistió en la importancia de dar a cada estadounidense cobertura de salud.
En los países en desarrollo, la situación ya sombría -el cáncer mata más que el sida, la tuberculosis y la malaria reunidos- se agravará fuertemente si no se hace nada, estimó el doctor Joseph Saba, presidente de Axios, gabinete de asesores con sede en París.
Aunque la cantidad de casos de cáncer es más importante en los países ricos, la mortalidad es menor gracias a los cuidados y la detección, indicó en una entrevista con la AFP, al margen de la conferencia, reunida del 29 de mayo al 2 de junio en Orlando (Florida, sudeste).
Actualmente se observa que los países en desarrollo están alcanzando los niveles de los países ricos debido a la urbanización, cambios en la alimentación, la contaminación y el tabaquismo, y se estima que la cantidad de personas con cáncer en estos países superará la de los países desarrollados para 2015.
Mientras que los casos de cáncer en los países pobres eran hasta ahora sobre todo de origen infeccioso, cada vez más afectan el pulmón y el estómago.
Y estos países, la mayoría sin los medios elementales para tratar el cáncer, chocan con otra dificultad: no tienen conciencia de la gravedad de la situación, según Saba.
Citó el caso de Etiopía, un país de 40 millones de habitantes que contaba con un solo cancerólogo y ningún equipamiento de radiología cuando comenzó un proyecto, hace cuatro años, con la firma farmacéutica anglo-sueca Astrazeneca.
Además del desarrollo de la infraestructura, el acceso a los medicamentos contra el cáncer de bajo costo es imperativo para superar el desafío, subrayó Saba.