Contrario a lo que se creía hasta ahora, el dragón de Komodo, que puede medir hasta tres metros de largo, no mata a sus víctimas con una bacteria. Según una investigación difundida por la revista Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), este reptil posee unas glándulas venenosas que secretan una toxina similar a la del Monstruo de Gila y el de muchas víboras.
Se pensaba que este animal, oriundo de la isla del mismo nombre, daba muerte a sus víctimas al inocularles una bacteria causante de septicemia, pero expertos de la Universidad de Melbourne, Australia, descubrieron que su veneno provoca hipotensión y evita la formación de coágulos sanguíneos, explicó Bryan Fry, director del estudio.