La británica Millvina Dean, conocida como la bebé del Titanic, que dejó ayer huérfano de supervivientes al mítico accidente de la navegación comercial ocurrido en 1912, iba camino de morir pobre y olvidada. Pero su tragedia personal ha tenido un mejor desenlace gracias a la determinación y al teléfono del irlandés Don Mullan. En 2007, el activista retrató con su móvil a la anciana de 97 años -cuyo nombre real es Elizabeth Gladys- mientras rubricaba uno de los autógrafos que vendía por 10 libras (11,45 euros) para pagar la residencia donde vivía, imagen que después le sirvió para apelar a la conciencia del director, los actores y empresas que intervinieron en la superproducción cinematográfica inspirada en el siniestro.
Este hecho desencadenó las donaciones de Leonardo Di Caprio, Kate Winslet, James Cameron, Celine Dion y Sony Music, un flotador de 30.000 euros. «No fueron tan importantes las donaciones como los millones de dólares que la historia generó en términos de publicidad positiva», reflexiona Mullan, de 53 años. Dueño de una biografía rica en compromisos con causas humanitarias como la lucha contra el hambre y la dislexia, el activista comercializó una serie limitada de fotografías con las que recaudó lo suficiente para aliviar económicamente a Dean durante un año.
Entonces, concibió la estrategia para llamar la atención de la gente que, según su criterio, podía y moralmente debía ayudar a la mujer. Mullan, que también escribe y produce documentales, recuerda que la película Titanic generó ingresos de 1.270 millones de euros: «Decidí usar la inauguración de mi muestra de fotografías Mil razones para vivir -que incluye la imagen de Dean- para solicitar a los beneficiarios de esas ganancias que donasen una cantidad similar a la que había conseguido con las copias. Sabía que la posibilidad de lograr alguna reacción dependía de la difusión de la historia en la prensa».