Los días finales del gobierno de Jacobo Arbenz Guzmán son de una gran lección, pues sin lugar a dudas pueden ser estudiados para intentar no cometer los mismos errores, veamos: esos días debieron ser tormentosos ya que rápidamente se sucedieron los hechos: Conferencia de Caracas, compras de armas en Checoslovaquia, reclamos diplomáticos con El Salvador, Honduras y Nicaragua, acciones de recalcitrantes anticomunistas en Guatemala y en Estados Unidos, una radio clandestina en contra del Gobierno, reclamos de United Fruit Company y otras empresas, labor de ataque del alto clero católico criticando al Gobierno, mensajes del Ejército diciendo que le era fiel al gobierno lo que al final olvidó al no luchar en contra de la invasión, exceptuando la digna lucha de algunos obreros, apreciables paisanos en Chiquimula y un pequeño número de soldados en la Villa de Gualán en donde se distinguió el teniente César Augusto Silva Girón.
A raíz de la renuncia de Arbenz los medios de comunicación publicaban los listados de exiliados guatemaltecos en diferentes embajadas, familias completas incluyendo niños.
Las armas destinadas a personas civiles no fueron entregadas, solamente pequeños grupos de obreros fueron entrenados con armas de madera que eran juguetes de niños, para contener la invasión. La renuncia del Presidente y la traición del Ejército provocaron confusión.
Arbenz no perteneció al Partido Guatemalteco del Trabajo de tendencia comunista, pero el gobierno de los Estados Unidos en esos años desplegaba una enorme propaganda en contra de Arbenz a nivel internacional.
El Colegio de Abogados, reunido en pleno, condenó la agresión militar que se iniciaba para derrocar al gobierno de Guatemala.
Miguel íngel Asturias denunció en tres de sus obras la intromisión de compañías bananeras extranjeras en los asuntos internos de Guatemala.
En el año de la renuncia de Arbenz hubo para él condecoraciones, en enero el gobierno de Haití por medio de su embajador en Guatemala lo distinguió con una presea. En el mismo mes en la América del Sur fue repudiada la agresión militar que ya se anunciaba.
Existe una historia del movimiento obrero en Guatemala, en ella desfilan los líderes sindicales incorruptibles, entre ellos: Antonio Obando Sánchez y Víctor Manuel Gutiérrez. Se pudo haber logrado la unidad de obreros y campesinos en 1954.
Recién terminada la X Conferencia de Cancilleres de América en Caracas a donde asistió una delegación guatemalteca, la que luchó para desvanecer la acusación sobre que nuestro gobierno favorecía actividades comunistas.
Hubo sí, prominentes miembros del Partido Guatemalteco del Trabajo en el Congreso Legislativo y en el programa de reforma agraria que comenzó en 1952. Algunas tierras eran entregadas a los campesinos en usufructo.
En la referida conferencia de Caracas mantuvo una destacada actuación Guillermo Toriello, quien como resultado de ser partícipe en los dramáticos sucesos escribió el libro La Batalla de Guatemala.
El embajador de los Estados Unidos en Guatemala, John Peurifoy fue llamado por su gobierno para informar sobre la conferencia indicada.
La UFCO con sede en Boston, reclamó al Gobierno de Guatemala el pago de quince millones de dólares por las tierras expropiadas. Arbenz dijo en el desfile del 1º. de Mayo que la UFCO tenía más de medio siglo de explotar la producción bananera en tierras guatemaltecas.
(Continuará)