Preparan futuro energético de origen nuclear


Al encargar cuatro reactores de cuarta generación a la empresa norteamericana Westinghouse, China dio hoy un paso decisivo para construir un parque nuclear que le permita suplantar de forma progresiva el consumo de energí­a fósil.


China ya tiene nueve reactores operando, dos a punto de ser operativos y cuatro en construcción. Con este contrato, aún en fase de protocolo de acuerdo -y al que también aspiraba el francés Areva-, China va adquirir cuatro nuevos reactores de 1.100 MW.

Pero aún es muy poco para un paí­s cuyas necesidades energéticas estallan al ritmo de su espectacular crecimiento, y que hasta ahora siguen siendo alimentadas por energí­as no renovables y contaminantes, que suministran las tres cuartas partes de su electricidad.

Desde los años 1990, China es autosuficiente en 90% en materia de energí­a, y pretende seguir siéndolo. Para ello construye gigantescas presas, desarrolla las energí­as eólica y solar, y sobre todo la nuclear.

A principios de año, las autoridades chinas confirmaron su intención de cuadruplicar la producción de electricidad nuclear, de aquí­ a 2020, para llegar a 40 mil megavatios, 4% de la capacidad total del paí­s, contra 1,6% a fines de 2005 (9.600 megavatios).

Lo esencial de las nuevas centrales será de tecnologí­a china, es decir de la generación 2 o 2 , que el paí­s controla actualmente, gracias a transferencias de tecnologí­a de socios extranjeros, esencialmente franceses, canadienses y rusos.

«Es difí­cil saber qué proporción de los 40 mil megavatios dependerá de la tecnologí­a nacional. Antes de 2016, estaremos seguros de la tecnologí­a de la segunda generación, pero de aquí­ a 2020 China habrá desarrollado su propia tercera generación», aseguró un responsable de la Autoridad de la Energí­a Atómica China, que requirió el anonimato.

«Abogamos también por la importación de tecnologí­a ultramoderna desde el extranjero (…). Francia tiene siempre la oportunidad de construir en China, donde es bienvenida, (ya que) la cooperación hasta ahora ha sido muy buena», añadió el responsable.

Esta cooperación comenzó en 1980 con el lanzamiento del primer proyecto nuclear chino en Daya Bay, que luego permitió el lanzamiento de dos reactores, operativos desde 1992.

Luego, Francia construyó otros dos, Canadá dos en total, mientras que Rusia se llevó el contrato por los dos últimos.

Amparados en esta experiencia de 26 años, los franceses aceptaron sin demasiada desilusión la derrota de Areva: «teniendo en cuenta la magnitud de los proyectos chinos, esto no ha terminado», dijo un responsable, que pidió no ser nombrado.

Oficialmente, Francia se ha limitado a «tomar nota» de la decisión china que favorece al AP 1000 de Westinghouse. Los franceses esperan ahora un emisario de Pekí­n en los próximos dí­as para «estudiar» las perspectivas de una cooperación futura.