Contrario al júbilo que muestran algunos por la ilustre visita del Presidente de Taiwán a Guatemala, creemos que es importante señalar que mucho ayudaría a nuestro país el susodicho funcionario si como gran aporte al esclarecimiento de la verdad y al fin de la impunidad en Guatemala, nos dijera cómo y por qué su país ha sobornado a tantos políticos de estos países para asegurarse la continuidad del reconocimiento diplomático que se otorga a su gobierno y a su país.
Educadamente tenemos que dar la bienvenida al Jefe de Estado que nos visita, sobre todo porque viene acompañado de un buen y gran amigo de Guatemala, su Canciller que fue Embajador aquí en dos ocasiones mostrando enorme cariño por nuestra patria. Pero nos queda el mal sabor de boca en el sentido de que Taiwán, para evitar que unos pocos países le retiren el reconocimiento para establecer relaciones con China, haya procedido a comprar a los candidatos presidenciales con sobornos descarados que se traducían en jugosos cheques que posiblemente algunos usaron para financiar sus campañas, pero que otros simple y tranquilamente se los embolsaron.
Por azar del destino más que como resultado de investigaciones serias, se conocieron los cheques que se entregaron a Alfonso Portillo y que fueron a parar a sus cuentas personales porque, cabalmente, eran cheques personales y no institucionales como lo quiso hacer ver el gobierno taiwanés. Pero habría que ser algo más que iluso para suponer que únicamente Portillo gozó de ese beneficio, cuando todos sabemos que Taiwán ha sido extremadamente generoso con quienes pueden apuntalar su causa frente a China. Y ello incluye no sólo a políticos y funcionarios, sino también actores influyentes de la sociedad de los países con los que mantienen relaciones diplomáticas.
No queremos que suene grosera la exigencia de que nos ayuden a esclarecer nuestra corrupción y nuestra impunidad, pero en verdad que pocas cosas hermanarían tanto a los pueblos de Taiwán y Guatemala como un gesto de honestidad y transparencia en el que nos ilustraran sobre la forma en que han sobornado a nuestros políticos y, más grave, a nuestros presidentes. Información sobre cuánto dieron a cada uno de ellos para asegurarse la «lealtad» sería un ejemplo de respeto a la institucionalidad de nuestros países.
Sabemos que es mucho pedir, pero nunca ha tenido ningún gobierno de Taiwán tanta oportunidad para aportar tanto a países como el nuestro como en el caso de la impunidad y la corrupción. La ayuda que dan en obra física y en recursos es agradecida, pero más lo sería un ejemplar comportamiento para desnudar la corruptela.