Cinecrí­tica Okuribito


Fernando Ramos

Sin dejar de lado el dolor que viene con la muerte de un ser querido, pero centrándose en el momento de la partida, aquel en donde el ataúd se cierra y viene la despedida, para siempre; se puede decir que es ahí­ donde se completa el ciclo de la vida; luego del entierro o la cremación no hay vuelta atrás, jamás se volverá a ver el cuerpo.


El proceso de embalsamar un muerto y prepararlo para que sea visto por última vez se puede catalogar como una especie de arte; quizá sea un oficio raro, destinado a quienes no tienen otra opción para ganarse la vida; visto en la superficie se aprecia de esa forma, aunque quizá sea necesario tener sensibilidad especial para desempeñarlo.

Producida en Japón, Okuribito es la puesta en escena de lo anotado arriba, la cinta se desarrolla en torno a Daigo Kobayashi (Masahiro Motoki), un músico cuya pasión es tocar el violonchelo. Devenido en desempleado, después que la orquesta en la que trabajaba fue disuelta por falta de público en sus presentaciones, decide regresar a su pueblo natal, al menos ahí­ tendrí­a la casa que heredó de sus padres, no pagarí­a renta y conseguir empleo serí­a lo de menos.

La pelí­cula tiene varios matices, empezando porque lleva a la pantalla una faceta impensada de ese otro planeta llamado Japón. Las imágenes que vienen a la mente al mencionar el nombre del paí­s oriental son de tecnologí­a, desarrollo, abundancia, capitalismo en su máxima expresión; sin embargo, aquí­ se muestra a un músico desempleado, quien paga su violonchelo en cuotas; a su lado aparece la esposa, poseedora de un empleo que no alcanza para cubrir el alquiler.

Otro matiz de la cinta es el que se refiere a la parte del ritual fúnebre, que se realiza enfrente de los dolientes, justo antes de introducir el cuerpo al incinerador. Lo que se ve en pantalla es conmovedor, en cada uno de los casos se observa como las manos del embalsamador van confiriendo dignidad al cadáver, situación que se contrasta con lo rutinario y mecánico de las funerarias modernas; en esta parte se puede encontrar paralelismo con la serie estadounidense «Six feet under».

El lado humano de la cinta no se explora a profundidad, pero se llega a poner en evidencia los prejuicios, la descalificación que surge de no entender ciertos oficios y la reflexión de encontrar sentido a la vida partiendo de la muerte de alguien más.

Okuribito, se puede traducir como «el que enví­a», es un filme profundamente japonés, las actuaciones echan mano del histrionismo tí­pico del cine de aquellas latitudes, algunas veces exageradas, emparentadas con el teatro del absurdo. Posee muy buena factura técnica, el montaje hace que la cinta fluya y le confiere buen ritmo, que se pierde en algunos minutos, pero no llega a cansar. La última parte es lirismo puro, aunque no es del todo justificado es necesario para redondear la historia.

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Calificación 9/10
FICHA Tí‰CNICA


Tí­tulo original: Okuribito (?????), traducido a Partida

Dirección: Yojiro Takita

Editor: Akimasa Kawashima

Reparto: Masahiro Motoki, Ryoko Hirosue, Tsutomu Yamazaki, Kimiko Yo, Kazuko Yoshiyuki y Takashi Sasano