Bélgica se despertó conmocionada hoy tras una emisión de un canal de televisión estatal anunciando la independencia de Flandes (norte), en un simulacro basado en las fuertes divisiones del pequeño reino en el corazón de Europa a seis meses de una posible renegociación de poderes entre flamencos y valones.
«Â¡Flandes proclamó su independencia! ¡El Rey abandonó el país! ¡Bélgica ya no existe!»: el canal estatal belga RTBF interrumpió el miércoles por la noche su programación para un ejercicio de ficción política que provocó miles de llamados telefónicos y escandalizó a los dirigentes del país.
La emisión especial del telediario, que durante 30 minutos exhibió un cartel en la parte inferior de la pantalla donde se advertía que se trataba de una ficción, anunció la secesión de Flandes, un acontecimiento posible en un país donde la separación entre los valones del sur y los flamencos del norte es evocada en forma regular.
La emisión buscaba lanzar un debate público sobre la cuestión, pero los primeros en reaccionar fueron los políticos.
«En el contexto actual, es irresponsable que un canal estatal de televisión difunda una emisión de este tipo en la que anuncia el final de Bélgica como una realidad presentada por verdaderos periodistas», denunció el portavoz del primer ministro Guy Verhofstadt a la agencia Belga.
«Es una mala versión de Orson Welles. Es de mal gusto», agregó.
En 1938, la adaptación radial por parte de Orson Welles de la novela «La guerra de los mundos» de H.G. Wells había provocado el pánico en Estados Unidos, donde miles de personas creyeron verdaderamente en una invasión de marcianos.
Difundida en un horario de gran audiencia, esta nueva «Guerra de los mundos» también provocó estupor, inquietud e incluso pánico en telespectadores.
Muchos creyeron en las imágenes que veían, entre ellas reportajes «en directo» en los tranvías bloqueados en la nueva «frontera» y reacciones de verdaderas personalidades política belgas celebrando o denunciando la proclamación unilateral de esta independencia por parte del parlamento flamenco.
En los blogs de internet algunos saludaban la «audacia» de los periodistas de la RTBF y loaban el «didactismo» de los reportajes.
Pero esos argumentos no convencieron a la clase política del norte y sur del país.
El jefe de gobierno flamenco, Yves Leterme, cuyo partido cristiano-demócrata se alió a una pequeña formación a favor de la independencia de Flandes, denunció «una emisión destinada a enfrentar a los valones contra los flamencos».
La emisión cobró aún mayor interés ya que tuvo lugar a seis meses de unas elecciones legislativas cuyo resultado podría conducir a una renegociación de los poderes entre los flamencos del norte y los valones del sur.
El reino de Bélgica es un Estado federal de unos 10,5 millones de habitantes, 6 millones de los cuales viven en Flandes (de lengua flamenca), 3,5 en Valonia (sur, de lengua francesa) y un millón en Bruselas (bilingí¼e, aunque con fuerte mayoría de lengua francesa).
En los últimos años el país ha sido escenario de un aumento de las tensiones entre ambas comunidades, que comparten el poder en el seno del gobierno federal.