La OTAN recibió hoy a su antigua enemiga, Serbia, y otros dos países surgidos del desmembramiento de la ex Yugoslavia, Bosnia-Herzegovina y Montenegro, en su Asociación para la Paz, siete años después de los bombardeos sobre Belgrado en el marco de la guerra de Kosovo.
«Nuestro ingreso a la familia de la Asociación para la Paz es sólo la primer etapa de un proceso que culminará con la integración completa de la región en la Alianza», declaró el presidente serbio Boris Tadic durante la ceremonia realizada en la sede de la OTAN en Bruselas.
«La decisión de invitarnos tiene una gran importancia histórica, no sólo para mi país y nuestra región, sino, creo, para todos los países representados en esta sala», agregó Tadic.
Junto con Serbia, también ingresaron el jueves a la Asociación para la Paz de la OTAN Bosnia-Herzegovina y Montenegro.
La OTAN tomó la decisión de ofrecer esta asociación a los tres países balcánicos en su reciente cumbre de Riga (Letonia) del 28 y 29 de noviembre pasado.
Serbia, Bosnia y Montenegro estarán representados a partir de ahora en el Consejo de Asociación Euroatlántico (CPEA), que pasará de 46 a 49 países miembros (los 26 aliados y 23 asociados).
La decisión de la OTAN provocó sorpresa, en particular por las reservas que tenían tres pesos pesados de la Alianza (Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña).
Para esos países Belgrado debía entregar primero a los jefes político y militar de los serbobosnios, Radovan Karadzic y Ratko Mladic, al Tribunal Penal Internacional (TPI) para la ex Yugoslavia.
La procuradora del TPI, Carla Del Ponte, que acusa a Serbia de no cooperar plenamente en la búsqueda de esos dos fugitivos, había lamentado esa decisión.
Al final de la ceremonia del jueves, el secretario de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, subrayó que la admisión en la Asociación para la Paz «no significa que las condiciones planteadas por el TPI sean olvidadas».
«Considero un imperativo moral que todos los prófugos de la justicia, en particular Ratko Mladic, sean localizados, detenidos y extradictos a la Haya», dijo a su turno el presidente serbio Tadic.
Los países que defendieron la llegada de Serbia, entre ellos España, consideraron que continuar con una actitud dura hacia Belgrado habría reforzado a los extremistas serbios y debilitado a los moderados pro-occidentales justo antes de las elecciones legislativas del 21 de enero.
El acercamiento entre Belgrado y la OTAN se produce siete años después que la Organización del Tratado del Atlántico Norte lanzase en 1999 durante 78 días un total de 25.000 toneladas de bombas sobre la ex República Yugoslavia de Serbia y Montenegro, en una operación que dejó, según las autoridades yugoslavas, más de 2.500 muertos y más de 10.000 heridos.
El objetivo fue impedir al régimen del presidente Slobodan Milosevic cometer nuevos crímenes en la provincia de Kosovo de mayoría albanesa, actualmente bajo administración de la ONU y donde la OTAN tiene tropas estacionadas.
La pérdida económica global en Serbia había sido estimada en la época en unos 30.000 millones de dólares, según las autoridades serbias.