Los santos restos del Hermano Pedro


Cristo crucificado.

Mario Gilberto González R.

Ex – Cronista de la ciudad de Antigua Guatemala.

El Hermano Pedro -en su testamento- dejó expreso su deseo de ser sepultado en la Capilla «Entierro de los hermanos tercero como soy yo, cuya sepultura pido de limosna por amor de Dios.»


Los ex votos, testimonio de cura y agradecimiento, cubren la tumba del Santo Hermano Pedro.Sobre una tarima de madera estaba el arcón donde se guardaban en dos cajitas más los Santos Restos del Hermano Pedro.Urna de Cristal que contiene los Santos Restos del Hermano Pedro.Previo a su inhumación en la Nueva Tumba, recorrió los sitios belemitas y las calles de

la ciudad de Antigua Guatemala.» title=»Previo a su inhumación en la Nueva Tumba, recorrió los sitios belemitas y las calles de

la ciudad de Antigua Guatemala.» style=»float: left;» width=»250″ height=»168″ /><img loading=Monumental templo de San Francisco El Grande, donde reposan los Santos Restos del Hermano Pedro.

En atención a sus virtudes caritativas y al halo de santidad con que ya era reconocido, los Superiores Franciscanos, acordaron sepultarlo revestido con el sayal franciscano en el cementerio para dichos religiosos.

Este cementerio era en las bóvedas de la Sacristí­a, del grandioso templo franciscano, al decir de Fray Francisco Vásquez Cronista de la Orden.

Diecinueve años después, o sea en 1686, debido a la remodelación de la Sacristí­a y para colocarlos en un lugar seguro y apropiado «los restos del Hno. Pedro fueron depositados en un arco a modo de alacena que estaba en la Capilla de San Antonio en el crucero de la iglesia antigua, al frente del mismo altar del Santo.» (1)

El 15 de julio de 1692 «con misa solemne y copia de luces «fue trasladado» un baulito cerrado con llave las del V. hermano Pedro de San José de Betancourt de la Tercera Orden de nuestro padre San Francisco» y «depositados en un confesionario antiguo que estaba tapiado, y para esto se abrió, entre el Altar de San Antonio de Padua y San Pedro de Alcántara, volviéndose a tapar el hueco…» (2)

Según Vásquez, éste traslado se debió a la reconstrucción de la Capilla Mayor que se concluyó en 1703.

El terremoto de Santa Marta, la tarde del 29 de julio de 1773, echó por los suelos la estructura del templo y convento franciscano. Martí­n de Mayorga prohibió cualquier reconstrucción y ordenó de inmediato el traslado de la ciudad de Santiago de Guatemala, Capital entonces del Reino de Guatemala, al valle de la Virgen y dejó en el abandono a la que desde entonces se le nombró Antigua Guatemala.

El provincial franciscano, Fray Juan José, viendo el peligro que corrí­an los Santos Restos del Hermano Pedro al quedar el templo en ruinas y abandono, en 1793 pidió permiso para trasladar los Santos Restos a la Nueva Guatemala de la Asunción, pero los Hermanos Belemitas se opusieron y se acordó trasladarlos al Hospital de Convaleciente. Recordando la petición expresa del hermano Pedro, se rechazó también esta propuesta.

Después del terremoto de Santa Marta, los terceros Franciscanos, mandaron construir una Capilla de dos bernegales que al unirse con el crucero de la iglesia principal, pasó en llamarse la Capilla de la Tercera Orden, conocida después como la iglesia de San Francisco.

Las prohibiciones de Mayorga y de su sucesor fueron tan severas que la ciudad de Santiago de Guatemala, fue sometida a un total abandono. Prueba de ese abandono es que los restos del Santo Hermano Pedro, permanecieron cuarenta y cuatro años olvidados entre las ruinas del templo.

Por disposición de su Ilma. Rva. Mons. Ramón Casaús y Torres, se mandó a construir una alacena de cal y canto en la Capilla que serví­a a la tercera Orden Franciscana y el 25 de abril de 1817, en forma privada y sin rendir ninguna clase de culto, los Santos Restos fueron trasladados a esa alacena empotrada a la columna norte que divide el crucero. Esta fue la tumba popularmente conocida del Hermano Pedro.

Al reconstruirse el templo franciscano, por disposición del Presidente de la República General e Ing. Miguel Idí­goras Fuentes -por gestiones personales del antigí¼eño Lic. José Garcí­a Bauer- el 25 de septiembre de 1961, volvieron los franciscanos a su antiguo templo. De inmediato se pensó en levantar una nueva tumba, digna del Hermano Pedro y prepararse con tiempo para la Beatificación y desde luego para la Canonización.

El Presidente Idí­goras Fuentes, instituyó la Orden Hermano Pedro, para honrar a las personas que dedicaran su vida, al servicio humanitario.

Se eligió la Capilla que fuera de Pablo de Escobar, como el sitio adecuado y digno para levantar ahí­ la nueva tumba. A raí­z de esa disposición, surgieron diversas opiniones históricas y arqueológicas contrarias. Primero para establecer cuál era la Capilla de Pablo de Escobar y segundo porque no se tenia claro, qué sitio correspondí­a a la Capilla de la Tercera Orden en tiempos del Hermano Pedro.

La nueva Capilla tiene acceso desde la calle y no interrumpe las ceremonias religiosas que se celebran en el templo.

Fue bendecida el 20 de junio de 1982. Al fondo tiene un vitral semejante al entierro del Conde de Orgáz pintado por el Greco.

Como parte del proceso de Beatificación y Canonización, se hicieron al correr del siglo diecinueve, varios reconocimientos oculares de sus Santos Restos. Todos fueron en privado.

Previo a la Beatificación, el último fue el 21 de Mayo de 1980. Fue en presencia de una comisión nombrada por el Arzobispo de Guatemala, su Eminencia Mario Cardenal Casariego, c.r.s. Se hizo en atención a las Instrucciones del Promotor General de la Fe de la Sagrada Congregación, para las Causas de los Santos, ordenada el 11 de Abril de 1980.

Este reconocimiento se hizo en privado y estuvieron presentes, únicamente las personas designadas por su Eminencia el Cardenal. Fray Miguel A. Murcia, Vice postulador de la Causa de Beatificación y Canonización; Fr. Efrén Dí­az Moreno, sub promotor de la Fe; Fr. Leonardo Garcí­a Aragón, notario eclesiástico; Fr. Augusto Ramí­rez Monasterio, Superior del Convento de San Francisco; Fr. Luí­s R. Pérez, operario y testigo y Fr. Jesús Antonio Ostorga, también operario y testigo.

Después de desprender la reja que protegí­a la tumba y que tení­a tres cerraduras «?con gran emoción de todos los presentes, contemplamos sobre dos pequeñas tarimas de madera, una caja de madera de cedro, cerrada con cerradura de metal dorado. Logramos abrirla y encontramos dentro un baúl de caja preciosa forrada de terciopelo con galones blancos y clavada con clavos dorados. Todo lo cual está en muy buen estado de conservación. Este baúl estaba con una preciosa cerradura de plata, la que se conserva como nueva. Dentro de este baúl se encuentra otra caja de madera (suponemos que ésta es la primitiva y que se ha querido conservar en las demás exhumaciones.)»

La primera caja tiene color natural de la madera. Sus partes están unidas por el sistema espiga de cajuela. Mide noventa centí­metros de largo por cincuenta centí­metros de ancho y cincuenta centí­metros de alto. En esta caja estaban las otras dos. La segunda caja -también de madera- mide setenta y siete centí­metros de largo, por cuarenta y dos centí­metros de ancho por treinta y ocho centí­metros de alto y la tercera cajita donde estaban depositados los Santos Restos del Hermano Pedro, está forrada de terciopelo rojo. Mide cuarenta y ocho centí­metros de largo, por cuarenta y dos centí­metros de ancho, por veintisiete centí­metros de alto. Tiene la forma de un baúl antiguo. Los demás detalles pueden observarse en la segunda ilustración.

Continúa el acta de exhumación. «?Aquí­ se hallan, con toda certeza, los restos del Venerable Siervo de Dios, Hermano Pedro de San José de Betancur, consistentes en: Una Calavera perfectamente conservada, dos omóplatos, varias costillas, vértebras, algunos huesos largos y otros más de diversos tamaños. Junto a los huesos se hallaba un sobre blanco algo grande con varios papeles conteniendo las actas de las anteriores exhumaciones?»

La comisión deja constancia de que: «?esta fue realizada completamente en un sentido y modo privado, sin presencia de seglares ni peritos médicos?»

Esta acta completa la di a conocer por primera vez, en mi libro El Pedagogo de la Caridad.

Previo al traslado de sus Santos Restos, de la tumba levantada en 1817 a la nueva, fueron exhumados, ordenados para conformar su cuerpo, colocados en una urna de cristal y llevados procesionalmente, primero por los lugares donde ejerció su fecunda obra de caridad y luego por las calles principales de la ciudad de Antigua Guatemala.

Del 27 al 29 de octubre de 1990 -a los diez años de su Beatificación-, fueron llevados procesionalmente al Hospital de las Obras Sociales del Hermano Pedro, Posada de Belén y Escuela de Cristo. Hubo peregrinaciones de grupos eclesiales y Hermandades religiosas y el domingo 23 de octubre del mismo año, después de un Rosario de la Aurora y una misa solemne, se organizó la procesión que recorrió las mismas calles por donde cada dí­a se desplazaba en busca del alimento y la medicina para sus enfermos, recluidos en su Enfermerí­a de Belén.

Salió el templo de San Francisco El Grande hacia la 1ª. av. Hasta la 4ª. calle Oriente. Enfiló hací­a la Plaza Mayor, la que coronó para devolverse por la 4ª. avenida hasta la 7ª. calle, donde dobló hasta la 4ª. av. Sur hasta el callejón de Quirio Cataño, enfilar por la Calle de Los Pasos hasta la Escuela de Cristo, donde dobló hacia Belén para enfilar por la Calle del Hermano Pedro rumbo al templo franciscano.

Al volver sus Santos Restos, se ofició Misa Pontifical oficiada por el Excmo.y Revmo. Arzobispo de Guatemala, Mons. Próspero Penados del Barrio. Acto seguido, los Santos Restos fueron llevados a su nueva tumba, donde reposan y reciben la visita de sus numerosos fieles.

La nueva tumba del Santo Hermano Pedro, está ubicada en el crucero norte de la Iglesia de San Francisco El Grande, llamada Capilla de la Vera Cruz.

Su objetivo es que tenga digno sitio donde reposar. No interrumpe los servicios religiosos celebrados en la iglesia y ofrece facilidades de acceso a los fieles, quienes lo hacen desde la calle.

El diseño del Mausoleo y Altar, es elegante y sobrio. Busca integrarse con sus sencillas lí­neas y materiales al resto del conjunto arquitectónico del monumental templo, para que exista una relación entre Altar, Sepulcro y Templo.

«El vestí­bulo lo mismo que el mausoleo es un área semi-abierta en donde se ubicarán bancas para el descanso y la meditación del peregrino a manera de introducir al visitante en la vida del Santo.»

El Mausoleo tiene tallas en madera del escultor José Nicolás González y representan el momento cuando solicitaba limosnas para su Hospital, los Nacimientos y los Entierros.

Su nueva tumba, que es un monumento funerario, fue inaugurada en el año de 1990.

El museo de sus pertenencias fue inaugurado el 9 de junio de 1982, siendo Superior de la Comunidad Franciscana, Fray Augusto Ramí­rez Monasterio. Contribuí­ con las vitrinas donde se exhiben sus prendas personales.

CITAS


1 Vásquez. 147-48

2 V., c335

REFERENCIAS BIBLIOGRíFICAS

Lamadrid, Lázaro fr. Extracto de la guí­a turí­stica de la iglesia y convento grande San Francisco en Antigua Guatemala. Guatemala: Tip. Nac., 1962, 22p.

González R., Mario Gilberto. El pedagogo de la Caridad. Guatemala: Tip. Nac., 1982, 194p. ilus.

Swezey, William R. Los entierros del Hermano Pedro y la Capilla de la Tercera Orden: una revisión arqueo-histórica. Antigua Guatemala: Suplemento Carta Informativa del Consejo Nacional para la protección de la Antigua Guatemala, sep.-octubre 1984, 20p. il.

Vásquez, Fray Francisco. Vida y virtudes del Venerable Hermano Pedro de San José de Betancur. Guatemala: Tip. Nac., 1962. 300p.

Almerí­a, España. Primavera del 2009. (extracto de mi libro inédito: El Poema de la Caridad)