La cantidad de abejas domesticadas aumentó en todo el mundo, pese a una disminución de las abejas melíferas silvestres en Estados Unidos y Europa, pero la insuficiente polinización podría poner en peligro el rendimiento de los cultivos, reveló un estudio divulgado ayer.
«El declive de abejas melíferas observado en Estados Unidos y países europeos (…) que fue atribuido en parte a ácaros parasitarios y más recientemente a un fenómeno de despoblación masiva de las colmenas, conocido como CCD (Colony Collapse Disorder), podría inducirnos a pensar de forma equivocada que se trata de un fenómeno global», dijo Marcelo Aizen de la Universidad Nacional del Comahue, en Argentina. «Encontramos aquí que no era el caso».
Aizen es uno de los autores del estudio, publicado el jueves en la edición de junio de la revista estadounidense Current Biology, que analizó datos de la Organización de Alimentos y Agricultura sobre la cantidad de colmenas con abejas domesticadas para evaluar si se está yendo hacia una crisis mundial de la polinización.
Los investigadores encontraron que los enjambres domesticados se incrementaron un 45% en los últimos 50 años, para responder a la creciente demanda de miel por parte de la población humana, pero no necesariamente se hizo con el fin de polinizar.
La mayoría de los plantíos de maíz y arroz no dependen de la polinización por las abejas, anotó el estudio.
Pero la demanda para otros cultivos como frutas y nueces, que sí dependen de la polinización por abejas u otros insectos, se triplicó en la última mitad del siglo, incrementando las dudas sobre si hay una cantidad suficiente de insectos para realizar la tarea.
Eso incluye frutos como el mango, las cerezas, las ciruelas y las frambuesas, que hoy se encuentran en la mayoría de los supermercados.
«Nos vimos particularmente sorprendidos cuando descubrimos que la parte de la producción agrícola que depende de los polinizadores, que incluye todos estos productos agrícolas de lujo, comenzó a crecer a un ritmo más rápido desde la caída del comunismo en la ex Unión Soviética y Europa del Este», señaló Aizen.
«Si bien la primera causa en el aumento de los cultivos dependientes de los polinizadores parece ser económica y política, y no biológica, su rápida expansión puede acarrear futuros problemas de polinización tanto para este tipo de cultivos como para especies nativas en áreas linderas».
La preocupación es que podría haber una caída en las cosechas debido a una insuficiente cantidad de insectos y abejas para llevar a cabo el trabajo de polinización.
Una mayor demanda de tierras agrícolas también podría acelerar la destrucción de habitats que contienen cientos o miles de especies de polinizadores silvestres, lo que a su vez generaría una caída en el rendimiento de los cultivos, advirtió.