Salud preventiva… (II)


La amenaza a la salud que implica la gripe porcina no sólo está presente en México; Estados Unidos declaró una emergencia nacional, Canadá e Inglaterra ya reaccionaron ante la misma, España está haciendo otro tanto y hasta paí­ses tan lejanos como Nueva Zelanda están actuando al máximo nivel preventivo. La obligación de prevenir es mundial.

Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Ante esta grave pandemia que implica la fiebre porcina, hay que plantearle y requerirle al embajador norteamericano que nos pague el equivalente de lo que gastamos en combatir el narcotráfico, en recursos que nos permitan combatir y prevenir la influenza porcina, como son los antivirales, las mascarillas, los desinfectantes, etc.

 

En otras palabras, que nos den, por lo menos, una tercera parte de lo que le dieron a México porque es mutuamente conveniente para ellos y nosotros el prevenir la propagación y el contagio de esta graví­sima amenaza a la salud global.

 

El Ministerio de Educación, las universidades, las entidades deportivas y culturales, inclusive la Conferencia Episcopal, las reuniones de iglesias deben estar preparadas para tomar las medidas preventivas que en un momento dado pueden ser necesarias para evitar el contagio. Prever es más barato que curar, prever es no lamentar.

 

No es un secreto que en nuestro paí­s, ni en el sector público o privado se tiene una existencia de antivirales mí­nimos como sí­ los tiene México, tampoco  existe un laboratorio suficientemente preparado para hacer los exámenes virales que esta pandemia implica por lo que de producirse una situación como la que está aconteciendo en México tendrí­amos un problema grave.

 

Las universidades, especialmente las facultades de Medicina y Quí­mica y Farmacia, tanto de la Universidad de San Carlos con su actual dinámico Rector, como de las universidades privadas deberí­an de haber reaccionado y destacado brigadas que previnieran y orientaran a la población.

 

Más de alguna persona podrá pensar o decir que son exagerados los planteamientos que estamos manifestando y la pregunta que deberí­a a su vez hacerse es ¿cuánto vale la vida de un ser humano?

 

Recordemos que la gripe española en 1918 le costó la vida a más de 50 millones de personas, muchas de las cuales no hubieran fallecido si se hubieran tomado las medidas preventivas como en este momento lo están haciendo varios paí­ses. Lo mismo se puede decir de la gripe aviar, que en épocas más recientes, en el Asia, implicó la muerte de casi cinco millones de seres humanos.

 

En cuanto a la sociedad civil, especialmente el sector productivo debe anticiparse y establecer medidas preventivas en todos y cada uno de los centros de trabajo, estar preparados para dotar a sus trabajadores de los elementos que reduzcan el riesgo y por supuesto, comprobar que todo sus sistemas sanitarios e instalaciones higiénicas se encuentran equipadas y adecuadas también para reducir el riesgo de las enfermedades infectocontagiosas y virales, como es la gripe porcina.

 

Qué positivo serí­a que las organizaciones empresariales, CACIF, cámaras de Comercio, Industria, Agro, Finanzas, FUNDESA y demás, donaran a todos los hospitales, puestos de salud y a las escuelas públicas materiales y recursos en especie que les permitiera intensificar las medidas preventivas que éste momento urgentemente requiere.

 

El aporte económico al costo no serí­a un enorme sacrificio, y demostrarí­a que existe la solidaridad y la responsabilidad social que momentos como éste requieren sin distingos de tipo polí­tico o social. Que nadie se quede atrás, prever es no lamentar.