El pasado viernes habría cumplido 85 años mi padre y este 2 de septiembre, conmemoraremos dos lustros de su fallecimiento. Como quien dice: nada. ¡Pero cuánto nos hubiera gustado celebrar este cumpleaños simbólico entre familia, con él físicamente, junto a nuestra madre! Aunque en realidad, estos recuerdos son tan sólidos, que todos los que les amamos a ambos, sentimos que estaban presentes en la cabecera de nuestra mesa, como los últimos primeros de mayo, cuando hacíamos fiesta de verdad y todo era alegría a nuestro alrededor.
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Por azares del destino, fui bautizado con el mismo nombre de mi padre, porque mi hermano, Herbert, a los 22 años, fue desaparecido por el gobierno de Arana Osorio y se lo tragó la tierra: nunca volvió a aparecer. Esa fue una de las penas más grandes que tuvo mi familia, que incluso encanecieron tempranamente a «Don Ramy», como todos le decíamos cariñosamente.
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«Don Ramy» nació el 1ero de mayo de 1924 en la ciudad de Guatemala. Imagínese, por un momento: nuestra capital había sido destruida por fuertes sismos, apenas unos 6 años antes… y las secuelas todavía se notaban por todos lados. Por ese entonces, gobernaba José María Orellana, quien se había hecho del poder por medio de un golpe de estado. ¿Qué raro, verdad?
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La Guatemala de entonces era un pueblón y con la pena de ser un sistema político inestable, víctima por siempre de las ambiciones de unos y de otros. En el poder se turnaban, para la época, los conservadores y los liberales. A unos les apodan ladrones y a otros borrachos. ¡Las conductas políticas que heredamos desde aquellas épocas!
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Mi padre se insertó en el periodismo radiofónico, desde temprana hora, en el Radioperiódico Guatemala Flash, que había sido fundado por Carlos de León Paz, para apoyar el proyecto que inicialmente tenían Francisco Montenegro Sierra y su eterno alero Sánchez Zelayandía. Mi padre era ya casi un contador, y en la Escuela de Comercio había conocido a «Paco», que tenía una personalidad muy atractiva, y quien llegó -incluso- a ser electo Alcalde capitalino (pero carecía de dones administrativos) y mi padre poseía un sentido muy ordenado de la vida, cosa que había puesto en práctica en el almacén de don Francisco Redondo Coronado, al ayudarlo a expandir comercialmente.
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Guatemala Flash había sido fundado en 1945 y sus primeros años fueron difíciles, pero en el transcurso de las dos décadas iniciales, mi padre se convirtió en Director, Gerente y propietario único de ese medio de comunicación, al que le imprimió un sello personalísimo y de gran firmeza. Era un demócrata convencido, un periodista de la vieja guardia en Guatemala. Un hombre de una sola pieza y de palabra; era un hombre confiable. Uno sabía a qué atenerse con él.
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Por sus posturas recias, dichas a los cuatros vientos, tuvo muchos enemigos políticos y sufrió numerosos atentados violentos contra su vida. Hubo uno, en especial, que parcialmente le afectó el movimiento de su hombro izquierdo, pues la bala perforó la clavícula. La prensa guatemalteca sabía que estos ataques provenían de Ydígoras Fuentes, uno de los más corruptos payasos que haya tenido, en mala hora, la oportunidad de gobernar nuestro país. Â
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«Don Ramy», como sus colaboradores, familiares y amigos le decíamos, fue un periodista que se ganó la simpatía del público radioescucha, en un momento en que los gobiernos militares, se hicieron antipáticos por los desmadres que cometían sus representantes y la falta de inteligencia al actuar.      Â
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En estos 85 años que se cumplieron de su nacimiento, con mucha tristeza no pudimos tenerlo presente, pues nos hubiera gustado saber qué pensaría de los cambios en el mundo, cómo vería él la situación nacional, tan llena de desesperanza y de frustración generalizada, así como conocer -desde su lupa de orientador nacional- sobre lo que nos espera en los próximos años.
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Flores sobre su tumba? al lado siempre de su linda «Doña Yoly».