Era urgente la reacción



Luego de varios planteamientos hechos por la prensa, especialmente en La Hora, se empieza a notar una interesante reacción de la sociedad frente a los problemas de seguridad en el tránsito y hay ahora un mayor interés por ejercer presión a las autoridades para demandar controles más eficientes. Se ha llegado a establecer, como era lógico, que hay dos problemas determinantes en el tema de la inseguridad y los mismos son el consumo de licor y el uso de los teléfonos celulares mientras se conduce.

Se trata de dos elementos mortales que hemos señalado hasta el cansancio y en ninguno de los dos casos hay suficiente control. Cuando empezó la Policí­a Municipal de Tránsito, fue sumamente exigente en el tema del uso de los cinturones de seguridad y en la prohibición para usar los teléfonos. Actualmente en ambos casos se ha descuidado por completo el control y es impresionante la cantidad de conductores que cometen toda clase de imprudencias hablando por teléfono, al punto de que muchos de ellos y ellas parecen andar borrachos.

Hay una iniciativa de los Rotarios del paí­s para impulsar campañas de educación vial a través de los medios de comunicación. La Hora desde ya se suma al esfuerzo y ofrece todo su concurso porque es algo que hemos venido pregonando desde hace mucho tiempo y clamamos por la necesidad de actuar en las dos ví­as: educar a los conductores y sancionar a los infractores con todo el peso de la ley. Creemos que parte de la campaña educativa tiene que ir a los legisladores para que entiendan la necesidad de modificar la legislación, de manera que quien conduzca bajo efectos de licor se vea sometido a sanciones que lleguen a la supresión de la licencia de conducir y que quienes hablen por celular tengan que pagar multas de tal calibre que terminen con esa maña de una vez por todas.

Una vida que logremos salvar con esas acciones es suficiente justificación para cualquier esfuerzo que como sociedad nos impongamos. Y si lo hacemos bien, será enorme la cantidad de vidas que lograremos salvar y muchí­simo el dinero que le ahorraremos al paí­s por la reducción de accidentes. Repetimos que la combinación de educar al conductor y sancionar al infractor tiene que ser la aspiración para corregir un problema grave que se ha ido complicando cada dí­a que pasa, que se vuelve mucho más grave por la ausencia de decisión entre las autoridades y porque la PMT se está limitando a asumir el papel de los semáforos, dando ví­a, en vez de perseguir adecuadamente a los infractores en cuestiones tan puntuales como el uso de los celulares mientras se conduce.

La presión ciudadana tiene que producirse ahora con vigor y energí­a, entendiendo que al final de cuentas todo lo que se haga va a repercutir en nuestro propio beneficio y puede evitarnos a nosotros y a nuestros familiares la pena de un accidente.