El libro de Richard Halliburton, Second Bool of Marvels, publicado en 1938, afirmaba que la Gran Muralla China es la única construcción humana visible desde la Luna, y la publicación de Ripley Aunque usted no lo crea, de la misma década, aseguraba algo parecido.
Esta creencia ha persistido e incluso ha sido incluida en libros escolares. Arthur Waldron, autor de la historia más fiable de la Gran Muralla, ha especulado que la creencia puede provenir de la fascinación con los «canales» que se creía que existían en Marte. (La lógica era simple: si los terrícolas podían ver los canales de Marte, entonces los marcianos podrían ver la Gran Muralla).
De hecho, la Gran Muralla tiene únicamente pocos metros de ancho -de un tamaño aproximado al de las pistas de carreteras y aeropuertos- y es casi del mismo color que el suelo que la rodea. No es posible verla desde la distancia de la Luna, y mucho menos desde Marte. Si la Gran Muralla fuera visible desde la Luna, sería fácil verla desde la órbita terrestre, pero desde ahí es apenas visible y únicamente bajo condiciones climáticas perfectas. No es más visible que otras construcciones humanas.