Conozca al antepasado de la foca


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El fósil de un tipo de «foca de cuatro patas», presentado como el eslabón perdido en la evolución de algunos mamí­feros terrestres en los marinos carní­voros actuales, fue hallado en el írtico canadiense, anunció el miércoles un equipo de cientí­ficos canadienses.


Natalia Rybczynski, paleontóloga del Museo de la Naturaleza Canadiense y jefa del equipo cientí­fico, muestra restos del

El esqueleto de este animal, de 110 cm de largo del morro a la cola, fue descubierto en el emplazamiento de un antiguo lago formado en un cráter de meteorito en la isla Devon, en el territorio canadiense de Nunavut, a unos 1.500 km del Polo Norte.

El hallazgo, de unos 20 a 24 millones de años de antigí¼edad, es el fósil más antiguo de un pinní­pedo (mamí­feros marinos de vida anfibia, como las focas, los otáridos y las morsas), indicaron los cientí­ficos, cuyo informe será divulgado el jueves en la revista Science.

Los cientí­ficos recuperaron 65% del esqueleto de este animal, de cráneo parecido a una foca y cuerpo similar al de una nutria, y cuya conservación se vio favorecida por los sedimentos del antiguo lago de agua dulce.

Este descubrimiento «cambió nuestro conocimiento de cómo y dónde tuvo lugar la evolución de este animal», dijo Natalia Rybczynski, paleontóloga del Museo de la Naturaleza canadiense y jefa del equipo cientí­fico.

«Sabí­amos que los pinní­pedos descendí­an de un antepasado terrestre, pero no tení­amos idea de cómo se habí­a realizado esta transición de la tierra al mar», indicó.

Según la cientí­fica, el hallazgo, realizado en 2007, refuta la teorí­a que prevalecí­a hasta ahora, según la cual las focas eran originarias de las costas del noroeste de América del Norte.

También hace pensar que las focas poseen grandes ojos para cazar en la oscuridad del invierno ártico, y no para zambullirse en las profundidades del mar, como se pensaba.

La foca con patas palmí­pedas fue bautizada «Puijila darwini», tras asociar una palabra que significa joven mamí­fero marino en inuktitut, la lengua de los esquimales, y el nombre del padre de la teorí­a de la evolución, Charles Darwin.

Darwin habí­a mencionado la existencia de «una forma animal de transición entre la tierra firme y el mar» en su libro «El origen de los especies», publicado hace 150 años, destacó el equipo cientí­fico en un comunicado.

La isla Devon ya constituí­a un sitio de exploración privilegiado para los paleontólogos, que hasta ahora hallaron allí­ fósiles de conejos, de un pescado de agua dulce, de un pájaro, de una musaraña, de un rinoceronte y de un pequeño mamí­fero con cuernos, que solí­a vivir en un clima templado con inviernos suaves.

Pero Rybczynski y sus colegas descubrieron este fósil por casualidad: el primer conjunto de huesos fue percibido por dos miembros del equipo, que debió esperar al resto porque su vehí­culo todoterreno se quedó sin combustible. En dos dí­as habí­an desenterrado un 65% del esqueleto.

«Hay siempre un elemento de suerte en paleontologí­a», dijo Rybczynski.

La presencia de pies ampliados, probablemente palmí­pedos, robustas extremidades y una cola sin función especí­fica sugieren que Puijila nadaba sirviéndose de sus cuatro patas, indicó el estudio.

Los cientí­ficos deben aún definir el lugar que ocupa este nuevo animal en el árbol genealógico de los pinní­pedos, indicaron.

El esqueleto de Puijila se expondrá del 28 de abril al 10 de mayo en el Museo canadiense de la Naturaleza, en Ottawa, antes de ser llevado al Museo estadounidense de Historia Natural de Nueva York.