Ciento treinta jóvenes centroamericanos culminaron una semana de aprendizaje intensivo de la mano de cuatro músicos de la Orquesta Filarmónica de Berlín con un concierto en el Teatro Nacional de San José, que augura un futuro prometedor de la música clásica en la región.
Impulsado por el Ministerio de Cultura costarricense, ésta era la segunda edición de la Orquesta Juvenil Centroamericana, en la que participan jóvenes músicos de Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Panamá bajo la supervisión de músicos de la prestigiosa Filarmónica de Berlín y la dirección del húngaro Laslo Marosi.
Piezas de George Bizet, Mozart, Beethoven, Haydn, Gustave Mahler, Wagner, Brahms o Devienne pusieron de manifiesto el dominio de la técnica y las muchísimas horas de ensayo de estos jóvenes que rondan los 16 y los 24 años, dispuestos a consagrar su vida a la música.
Es el caso del hondureño Mahatma Hernández, de 24 años, que en esta segunda ocasión ha venido desde su natal Honduras para quedarse a vivir en Costa Rica «y probar suerte» como violinista en este país que tiene «muy buenos maestros y orquestas».
Para la guatemalteca Andrea Galdámez, 20 años y también violinista, ha sido «increíble tocar con los músicos de Berlín», el lugar hacia donde apuntan los sueños de estos jóvenes, con no demasiadas salidas para esta profesión en sus respectivos países.
Al término de un concierto de casi tres horas en un abarrotado Teatro Nacional el sábado por la noche, el violista alemán Martin Stegner aseguró estar sorprendido por estos «jóvenes muy talentosos», que con «mucha disciplina, trabajo y sentimiento» podrían llegar a ocupar algún día un asiento en su orquesta berlinesa.
Tanto él como el violinista Andreas Neufeld tocaron la mayor parte del tiempo confundidos entre los jóvenes músicos centroamericanos, mientras que el trompetista Gabor Tarkí¶vi y el flautista Wolfgang Dí¼nschede deleitaron al público como solistas.
Este proyecto, integrado en buena parte por jóvenes músicos de la Orquesta Juvenil de Costa Rica «es el fruto de una semana de trabajo de los músicos de la Filarmónica de Berlín que se va a quedar con nosotros», declaró ufano el director del Sistema Nacional de Educación Musical, Ricardo Vargas, dependiente del ministerio de Cultura.
Sobre todo, refleja una política del ministerio ideada en los años 70 y que ha sido puesta en práctica con notable éxito en Venezuela por el músico y compositor José Antonio Abreu, para llevar la música hasta los lugares más recónditos del país como una forma de integración social.
«La música es una excusa para aceptar al otro», aseguró Vargas.
El ministerio ha gastado en estos tres últimos años más de 3 millones de dólares en la creación de 23 orquestas juveniles que agrupan a 4.300 jóvenes de todas las clases sociales en todo el país.