Don Francis y sus asesores


José Luis López Garcí­a

En la temprana carrera hacia el guacamolón, ya estamos viendo a ciertos precandidatos a la guayaba que se han ido rezagando, y otros, los más suertudos, como que les empieza a faltar el aire, y si bien les va en el futuro, todo podrí­a ser alegrón de burro y con mucha dificultad llegar a la primera vuelta electoral.

Algunas gentes en las tertulias de café, o en algunos de los «peladeros» que existen en el paí­s, no dejan de comentar con cierta sorna, que por qué algunas gentes platudas que por lógica viven en la opulencia, se empecinan enfermizamente en querer llevar las riendas de este paí­s, quizá con el objetivo de aventurarse, hacer protagonismo y alimentar su ego.

Y uno se pregunta: ¿será que realmente se interesan estas gentes por la deplorable situación de tantas personas paupérrimas? ¿Y si tanta plata tienen, por qué no hacen chinche? Refiriéndonos pues, a esos personajes metidos en el rollo de la polí­tica, se nos ocurre mencionar al respetable doctor Francisco Arredondo. El señor Arredondo, quizá podrí­a tener las mejores intenciones para gobernar este controvertido paí­s. Incluso, hasta podrí­a ser una excelente persona. Pero ay, en polí­tica no hay que cometer ciertos errores, y el distinguido galeno como qué ha sido muy mal asesorado. Tan garrafales han sido sus errores polí­ticos, que sus estrategias lo han llevado siempre por caminos equivocados. Y es que en cualquier carrera (ya no digamos en polí­tica) siempre ocurren los empellones, los escupitajos y hasta las patadas de conejo Blas, por aquello de que en la cueva caben sólo los amigos que comen zanahoria.

Algunas veces tuvimos la oportunidad de conversar con el doctor Arredondo. Y recordamos que la última vez que hablamos con él, el licenciado «Lico Castillo» se lo dijo: en el albur de la polí­tica hay que ser cauteloso. A veces algunas gentes no escuchan la voz de la experiencia, y se asesoran de individuos como un tal «Petróleo», un promotor polí­tico insolente que pensó que le querí­amos arrebatar el hueso. Bah con gente así­, mejor ser asesorado por una mosca.