Ser o no ser: sonetos eternos, dedicatorias enigmáticas a personajes desconocidos y velados objetos del deseo de su autor serán presentados en una edición bilingí¼e y conjunta entre Galaxia Gutenberg y el Círculo de Lectores. El largo poema «Lamento de una amante», editado por primera vez en 1609, con prólogo de Claudio Guillén, posee una delicada, melodiosa y armónica traducción en endecasílabos de Andrés Ehrenhaus.
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William Shakespeare, tercer hijo de un modesto fabricante de guantes, fue un dramaturgo cuyo talento abordó todas las facetas de la existencia humana. Ferviente poeta del amor y la amistad, desparramó su ingenio en ciento cincuenta y cuatro sonetos al estilo isabelino. Dichos sonetos fueron, son y serán una de las obras más seguidas y perseguidas por todos los estudiosos, críticos y traductores.
Según el prólogo de Claudio Guillén, que tiene su origen en una conferencia que el prestigioso crítico dictó en la Fundación March en 2002, «Shakespeare encuentra en el soneto la ocasión de modelar un espacio emotivo, inventado, una afición sentimental, una isla poética». Sin duda, el trabajo de Ehrenhaus no ha sido fácil. Los sonetos shakesperianos han sido traducidos desde casi todas las ópticas posibles, bajo todos los prismas.
Consciente de que «toda traducción ya nace un poco envejecida, como sucede con los artículos de informática», Andrés Ehrenhaus destacó durante la presentación que «he intentado no preocuparme por el sentido y la interpretación, porque ya hay muchos estudios sobre eso, y he procurado hacer una obra nueva, dentro de un trabajo rigurosamente formal».
En este sentido, Ehrenhaus convirtió los dos pentámetros yámbicos de los versos de Shakespeare en deliciosos endecasílabos castellanos. También explicó que en buena medida «la traducción ha sido como resolver sudokus. Hice una especie de plantilla, de matriz con las palabras clave y fijas para cada soneto, y luego un trabajo de relojería hasta que todo ha encajado».