Murió el genio de las distopí­as


James Graham Ballard fue un escritor británico de ciencia ficción. Un gran número de sus escritos describen distopí­as. FOTO LA HORA: ARCHIVO

El escritor británico J. G. Ballard, célebre por su libro «El imperio del Sol», en el que cuenta los años de su infancia pasados en un campo de detención japonés, durante la segunda guerra mundial, falleció ayer a los 78 años, anunció su agente.

Redacción Cultural
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Margaret Hanbury declaró «con gran tristeza» que J. G. Ballard, enfermo «desde hace varios años», falleció ayer por la mañana.

«J. G. Ballard fue un gigante de la escena literaria mundial durante más de 50 años», subrayó.

«Su observación aguda y visionaria de la vida contemporánea la destiló en numerosas novelas, potentes y brillantes, publicadas en el mundo entero, que hicieron de Ballard un autor de culto», indicó.

BIOGRAFíA

James Graham Ballard nació el 15 de noviembre de 1930 en Shanghai, donde su padre dirigí­a una empresa textil.

Cuando los japoneses ocuparon la ciudad, tras su ataque en Pearl Harbour, en 1941, Ballard fue llevado junto con su familia a un campo de detención.

Ballard contó esta experiencia en su novela «El imperio del Sol» (1984), la historia de un niño que vive a su modo la guerra, que fue llevada al cine, en forma notable, en 1987, par Steven Spielberg.

Ballard es también el autor de la novela «Crash» (1973), llevada al cine en 1996 par David Cronenberg, donde describe fantasmas eróticos relacionados con los accidentes de circulación.

El fallecido escritor volvió en 1946 a Gran Bretaña.

Tras haber hecho estudios de medicina en la universidad de Cambridge, fue piloto en la Royal Air Force, vendedor, redactor en una agencia de publicidad y jefe de redacción adjunto de una revista cientí­fica, antes de consagrarse a la escritura a tiempo completo.

OBRA

Ballard comenzó escribiendo cuentos de ciencia ficción bastante convencionales, antes de experimentar un estilo innovador, que poní­a el acento en la sociedad que nos rodea antes que en los extraterrestres.

Sus primeros cuentos datan de 1956 y en los años 60 se convierte en uno de los autores de referencia de la llamada nueva ola de la ciencia ficción inglesa. Su literatura desarrolla la problemática del siglo XX, ya sean las catástrofes medioambientales o el efecto en el hombre de la evolución tecnológica.

En su primera novela, «El mundo sumergido» (1962), imagina las consecuencias de un calentamiento global que provoca que los casquetes polares se derritan. Le siguieron «El viento de ninguna parte» (1962), «La sequí­a» (1965) y «El mundo de cristal» (1966), ambientada en un área boscosa de ífrica occidental que está, literalmente, cristalizándose.

En 1973 publicó «Crash», una meditación turbadora y explí­cita sobre la relación entre el deseo sexual y los automóviles, y que provocó un un tenso debate sobre los lí­mites de la censura contra la «obscenidad» cuando David Cronenberg la adaptó al cine en 1996. La pelí­cula estuvo a punto de no poder ser estrenada en Inglaterra. Tras «Crash» llegaron «La isla de cemento» (1974), «Rascacielos» (1975), «Compañí­a de sueños ilimitada» (1979) y «Hola América» (1981).

En 1984 Ballard llegó a un público mucho más amplio con la obra autobiográfica «El imperio del sol», la historia de un niño en tiempos de guerra, que luego continuó en «La bondad de las mujeres» (1991). El dí­a de la creación, otra novela situada en ífrica, se publicó en 1987 y «Desbocado» en 1988.

Sus novelas más recientes son «Fuga al paraí­so» (1994), un relato apocalí­ptico que transcurre en un atolón del Pací­fico, «Noches de cocaí­na» (1996) y «Super-Cannes» (2000), ambas reelaboraciones de la novela negra clásica en una decadente Costa del Sol, la primera, y en la Riviera, la segunda. Ballard es también un autor de relatos muy prolí­fico y, en 1996, apareció su colección de ensayos y reseñas Guí­a del milenio para el usuario.

El suicida no vuelve nunca a la escena del crimen.

«Mundo sumergido» (1963)

Los únicos filósofos auténticos que hoy quedan son los policí­as.

«Noches de cocaí­na» (1994)

El alcohol mata lentamente, pero no tengo prisa.

«Mundo sumergido» (1963)

Primero intentarí­a matarlo, pero si fallaba lo alimentarí­a y se darí­a a él, lo amamantarí­a devolviéndolo a un primitivo estado infantil y hasta era posible que llegara a tenerle afecto. Luego, en cuanto se durmiese, lo degollarí­a. La sinopsis del matrimonio ideal.

«Rascacielos» (1975)

No hay Mesí­as capaz de competir con la hora de la siesta.

«Noches de cocaí­na» (1994)