Los ministros europeos de Relaciones Exteriores iniciaron hoy en Bruselas ásperas discusiones sobre una posible suspensión parcial del proceso de adhesión de Turquía a la Unión Europea (UE), motivada por la negativa de Ankara de aplicar ciertos compromisos con Chipre.
«La decisión que se adopte o no se adopte es muy importante, es estratégica, por lo tanto en estos momentos no se puede uno precipitar», advirtió el ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel íngel Moratinos, al llegar a la reunión en la que España busca limitar al máximo las medidas contra Turquía.
«Hay que ejercer toda la labor de esfuerzo diplomático y encontrar una solución que dé satisfacción a los compromisos de la Unión Europea, a todos los miembros de la Unión Europea y también a Turquía», agregó Moratinos, al pedir un «último» intento para evitar una crisis.
A la espera de lo que decida la UE, Turquía recordó hoy las «consecuencias» negativas que tendría el «descarrilamiento» de las negociaciones de su adhesión al bloque, lanzado con mucho esfuerzo en octubre de 2005.
«No es momento de utilizar pretextos para hacer descarrilar el proceso de adhesión», dijo el canciller turco, Abdulá Gul, en un editorial publicado en el International Herald Tribune, en referencia a la polémica desatada por la decisión de su país de no abrirse al tráfico aéreo y marítimo grecochipriota.
Pero la situación es complicada, en especial por las grandes divergencias existentes entre los países miembros de la UE sobre el tenor de la suspensión de las negociaciones a imponer a Turquía, un país laico de inmensa mayoría musulmana considerado estratégico para el bloque.
Con suma prudencia, el canciller filandés, Erkki Tuomioja, cuyo país ejerce la presidencia rotativa de la UE, se limitó a indicar que esperaba un «enfoque constructivo» de la discusión, que parte de la base de una propuesta de la Comisión Europea de congelar ocho de los 35 capítulos del proceso de adhesión.
La Comisión propone además no abrir más capítulos hasta que Turquía permita que los barcos y aviones chipriotas puedan acceder a sus puertos y aeropuertos, tal como se comprometió a hacerlo en julio de 2005 al firmar el protocolo de Ankara de ampliación de su unión aduanera a los nuevos miembros de la UE.
Pero esta recomendación de Bruselas no convence a todos los Estados miembros, por lo que existe el riesgo de que la cuestión termine convirtiéndose en el punto principal de la cumbre de jefes de Estado y de gobierno del bloque el jueves y viernes próximos.
El canciller holandés Ben Bot estimó hoy que sería necesario «congelar 10 capítulos». Chipre y Austria quieren una suspensión aún más amplia.
Del otro lado, Gran Bretaña, España, Suecia y Portugal quieren suspender el menor número posible de capítulos.
Otro punto de debate es la propuesta de agregar una cláusula especial que permitiría en una fecha determinada reevaluar los progresos efectuados por Turquía, una idea impulsada por los duros.
Según Bot, esa cláusula constituiría «una señal muy fuerte» hacia Turquía, que no reconoce a Chipre, con el que mantiene una disputa por la isla dividida desde 1974 en un sector turco y otro grecochipriota.
En lo que sí parecían de acuerdo los 25 era en no tomar en cuenta la oferta de último minuto realizada por Turquía el pasado jueves, cuando propuso abrir un puerto a los barcos grecochipriotas.