La Liga írabe intenta una mediación para resolver la crisis política en Líbano, donde la oposición pro-siria liderada por el Hezbolá amenaza con endurecer su movimiento tras la gigantesca manifestación del domingo en Beirut pidiendo la renuncia del gobierno del primer ministro Fuad Siniora.
El jefe del movimiento chiita Hezbolá, Hassan Nasralá, aceptó proposiciones para salir de las crisis presentadas por la Liga írabe, afirmó ayer un emisario de esta organización a la televisión por satélite Al-Arabiya.
El sudanés Mustafá Ismail, enviado especial del secretario general de la Liga Arabe, Amr Mussa, declaró haber obtenido «el acuerdo de principio» del jefe del Hezbolá a las propuestas de la organización panárabe.
El emisario debe entrevistarse este lunes con el primer ministro Fuad Siniora.
Solicitado por el presidente del parlamento libanés Nabih Berrim, el jefe de la Liga Arabe debe llegar el martes a Beirut.
Por el momento, el gobierno sigue rechazando la idea de un derecho de veto, que según su opinión paralizaría la función del ejecutivo.
En este contexto, «las mediaciones en curso, por más meritorias que sean, aún no constituyen una base suficiente para hablar de solución a la crisis», estimó el lunes el diario al-Akhbar, citando medios de la oposición.
El diario As-Safir estima que el plan prevé «el término de la escalada callejera, un acuerdo para la formación de un gobierno con una minoría de bloqueo y el retorno a la mesa de diálogo», seguido de un acuerdo sobre las cuestiones en litigio.
Estas cuestiones se refieren al tribunal de carácter internacional para juzgar a los asesinos del ex primer ministro Rafic Hariri, elecciones legislativas y presidenciales, y la celebración de la conferencia económica internacional prevista para fines de enero en París.
La mayoría antisiria reclama la salida del presidente Emile Lahud, cuyo mandato fue renovado por tres años en septiembre de 2004, por demanda de Siria que entonces controlaba en buena medida el Líbano.
El jefe druso Walid Joumblatt, uno de los jefes de la mayoría antisiria, estimó que el derecho a veto podría ser aceptado «después de la elección de un nuevo presidente».
La mayoría antisiria considera que la oposición controla ya dos centros de poder a través los presidentes Lahud y Berri, ambos allegados a Damasco.
Según As Safir, el Hezbolá reclama, en caso de acuerdo, «la anulación de todas las decisiones no constitucionales adoptadas por el gobierno, tales como su aprobación al texto de la ONU relativo a la creación de un tribunal internacional».
Seis ministros pro-sirios, cinco de ellos chiitas que representan al Hezbolá y el movimiento Amal, que estimaban no haber sido consultado previamente sobre el proyecto del tribunal, habían renunciado a mediados de noviembre, poco antes de la adopción del texto por el gobierno Siniora.
En el terreno, una calma parecía predominar en el frente de las manifestaciones, después de la del domingo, donde según un responsable de la seguridad se reunieron cientos de miles de personas en el centro de Beirut. La sentadas de la oposición delante del palacio de gobierno continúa.
No obstante, la actividad del país era normal a pesar de las amenazas de una escalada con una parálisis de las instituciones, del puerto y el aeropuerto de Beirut.
El jefe cristiano de la oposición, el general Michel Aoun, amenazó el domingo con un «gabinete de transición en los próximos días», en caso de que no haya de acuerdo con la mayoría.