Amargo clamor de los usuarios


José Luis López Garcí­a

Los guapos señores de la alcaldí­a capitalina, deberí­an de entender que la mona no está para tafetanes, y que uno aparte de andar con el ojo bien pelado por aquello de los asaltos en las camionetas del transporte urbano, también anda bien agobiado con eso de que el dinero ya no alcanza para medio vivir. Dicen que al perro flaco se le pegan las peores pulgas, y eso mismo le sucede al usuario. Y es que los aristocráticos ediles, andan de aquí­ para allá, por toda la ciudad, abriendo zanjas dizque modernizando y transformando la metrópoli. Pero la pita se rompe por lo más delgado. Ese rollo de reestructurar las rutas se ha convertido en un caos para las personas que abordan un bus urbano, pues tienen ahora que caminar varias cuadras y abordar más camionetas en detrimento de sus pobres bolsillos.

En una mesa de trabajo se pueden planificar utopí­as, pero la realidad es otra para el usuario. Los aristocráticos de la Muni, deberí­an de tomar en cuenta, que muchas personas toman un bus urbano en diferentes puntos intermedios (accesibles) para llegar a su destino. Vemos ahora que las rutas 40, 10, 11 y 12 que circulan por la Roosevelt o el occidente de la capital hacia muchas colonias de Mixco o sus alrededores, las desviaron por la calzada Atanasio Tzul de la zona 4, un lugar peligroso principalmente en horas de la noche. Sin decir agua va, las autoridades municipales desviaron 12 rutas por ese lugar. ¿Qué comerán estas gentes de feudo edil? ¿A caso piensan que todo mundo está bien económicamente como ellos?

El tal Transmetro a lo mejor podrí­a ser un paliativo para algunos vecinos que viven en lugares por donde circulará ese transporte «novedoso». Es una infantilidad decir (sólo los aristocráticos lo creen) que el 70% de la población se beneficiará con el Transmetro, o que viajar en esos vehí­culos podrá brindar cierta seguridad. También es arriesgado decir, que el Transmetro cuando funcione, será un factor para que el tránsito vehicular disminuya. No es que uno se oponga al progreso de una ciudad, simplemente hay que estudiar las consecuencias para miles de usuarios que a puras penas, tienen dinero para los pasajes.