LOS MALES TIENEN UNA RAíZ


Señor Dios, padre de la humanidad, ¿cómo es que el hombre malvado sigue causando calamidades, destrozando el corazón de sus hermanos? ¿Cómo es que con saña destruye tu creación? ¿Cómo es que tus Leyes no caen sobre él para regenerarlo o condenarlo? ¿Cómo es posible que bañe de sangre los caminos y los campos de cultivo y pase sobre ellos sin sentir remordimiento por lo que hizo en un acto satánico o pérdida de la razón?

Jesús Alvizures

 


Porque solo seres dementes son capaces de cometer semejantes atropellos en contra de gente humilde, trabajadora, y un dí­a de tantos hasta su familia, de la cual un amanecer vio rodar su cabeza por el suelo.
¿Qué clase de amor es este en manos de sanguinarios que mataron la esperanza de estos seres que, se presume, murieron sin tener culpa alguna? Los senderos de la Patria están ensangrentados y no hay espacios para el bien y la razón; la maldad se ha desbordado hacia la destrucción de los pobladores.
 
Cuántos años del conflicto interno, donde de ambos lados habí­a ambiciones: unos querí­an el poder y los otros lo defendí­an, enfrascados en una lucha estéril de malogradas ideologí­as que enfrentaron al pueblo contra el pueblo, dejando muchos hogares guatemaltecos llevando luto en su corazón.
 
Pero sigue aun peor el derramamiento de la sangre de pilotos y ayudantes ejecutados en el centro y los cuatro puntos cardinales de la ciudad. Esta embestida realizada por sicarios quién sabe al servicio de qué intereses ocultos. Pero sabemos que todo tiene una raí­z que expande el mal, llegando a ser, con el correr del tiempo, un cáncer sin cura.
 
Las leyes son inoperantes, y algunos de sus aplicadores se han desviado a otros intereses que dejan qué desear en el desempeño de sus funciones como aplicadores de justicia; y se desdice del sistema democrático y un real estado de derecho en la aplicación de la ley.
 
Veamos desde cuándo se habla de un Estado de Derecho en nuestro maltratado paí­s y nada alimenta esta ley, que nació para ser manoseada, arrastrada por los mismos que le dieron el origen de vida, llegando a conformar un Estado fallido, anulado en su poder.
 
El pueblo cada dí­a se desangra y los entes de policí­a, militares y de inteligencia no pueden detener esta ola de violencia, que cobra muchas vidas humanas, a veces inocentes, al embrollo y realidad de los hechos.
Los gobiernos y las leyes han enmudecido ante la criminalidad que se ha desatado dentro de sus mismas esferas que han sido socavadas para dar paso a la corrupción, no hablo solo de nuestro paí­s sino de diferentes continentes que también se han visto afectados por este fenómeno que arrastra otros ramales como: malversación, transferencias, desviación de fondos para otros fines e impunidad en la práctica de los mismos.
 
Es hora ya de poner un hasta aquí­ y exigir a los candidatos con opción a gobernantes, la presentación de planes de trabajo, para que no sean presidentes improvisados, porque ya hemos visto a dónde se va a parar.