En las calles comerciales de Beverly Hills y West Hollywood decenas de tiendas vacías o con ofertas «por cierre» delatan la crisis económica en Estados Unidos, pero a pocas cuadras un hotel de lujo para perros muestra lo que es la cultura de despilfarro.
«Trabajamos con gente de presupuesto ilimitado», contó Alissa Cruz, una chica de 32 años, que junto a su esposo dejaron sus negocios de agentes inmobiliarios en Arizona y Hawai para crear en Hollywood «D Pet Hotel, un resort, spa, hotel» para perros con «suites» de hasta 110 dólares la noche.
El punto de distinción no es solo el lujo de las instalaciones de este hostal canino cuyos dueños no quisieron revelar la inversión, sino que, además, hacen realidad «los pedidos más excéntricos de sus clientes más extravagantes»: «nos han pedido incluso ir a buscar a un perro para darle una vuelta todo el día en un Lamborghini», reveló Bryan Cole, publicista del hotel.
«Nos piden dietas especiales mientras se hospedan, algunos quieren que se les sirva filet mignon, otros sólo comida orgánica. Son servicios que cobramos al precio del mercado, puede ser desde 10 dólares y elevarse hasta 45 o más», dijo Cruz.
También ofrecen lo que por estos días es su actividad «más provechosa»: Una guardería de 7 am a 7 pm «para que los perros no se queden solos en sus casas mientras sus amos trabajan».
«Juegan, si quieren los entrenamos, también los preparamos para publicidades y películas, y luego llegan cansaditos y directo a dormir», apuntó Cruz al agregar que tiene un servicio de transporte a domicilio con una camioneta Cadillac Escalade, uno de los autos más lujosos y enormes del mercado.
D Pet Hotel cobra entre 35 y 45 dólares diarios por cuidar a los perros entre seis a 12 horas, pero el servicio de hotelería es distinto y ahora que se acerca Semana Santa «las habitaciones están todas ocupadas, incluso la íœber Suite».
Esta cuenta con dos camas «queen», cuadros con perros posando, e incluso mesita de noche al costado de la cama como si un labrador o cocker pudiera acomodar sus lecturas, pero lo que más llama la atención es un inmenso televisor pantalla plana de última generación.
«Esta habitación es muy requerida y tenemos una estrella de rock, cuyo nombre no podemos dar, que le encanta dejar a sus dos perros aquí y su pedido es que coloquemos de forma continua sus videos musicales para que de esa forma los perros lo vean en la pantalla y no lo extrañen», apuntó Cole.
El matrimonio Cruz abrió en diciembre de 2008 D Pet Hotel. «Teníamos miedo, pero sabíamos que era una propuesta necesaria, porque teníamos tres perros, nuestras princesas, cuando trabajábamos de agentes inmobiliarios y cada vez que viajábamos era un problema dónde dejarlas, y que las trataran como princesas».
La bonanza de un negocio tan particular como el de los Cruz contrasta con la realidad que atraviesa Estados Unidos y otros pequeños o medianos empresarios que aseguran que sus ventas, incluso en lugares exclusivos, van «muy lentas».
La recesión ha convertido en un zigzagueo el paseo por las vitrinas de Sunset Boulevard o la popular calle Robertson: una tienda con ofertas de más del 50% mínimo junto a otra vacía que dice «Se alquila».
«Abrimos hace 10 años pero decidimos hace dos semanas cerrar este local. Pagamos una renta de 15.000 dólares mensuales y las ventas no estaban dando», contó a la AFP Ron, el gerente de la exclusiva tienda Club Mónaco de Sunset Plaza, un lugar muy frecuentado por estrellas del entretenimiento.
En ese punto con restaurantes de pequeñas terrazas y casi siempre con paparazzi al acecho, Ron, quien no quiso dar su apellido, contó que solían vender 50.000 dólares al mes pero las ventas cayeron en picada, y para cerrar organizaron una semana de descuentos donde la gente hacía cola para llevarse prendas de 100 dólares rebajadas a 20.
Ir de compras o tener siempre a la mano la posibilidad de ir a una farmacia o supermercado de madrugada, gracias a los turnos 24 horas, son dos hábitos del estilo de vida estadounidense que se están extinguiendo a medida que aumenta la tasa de desempleo (cerca del 11% en lo que va del año en California).
Pero «esto es Hollywood, en este negocio no se siente la recesión», concluyó Cole en la entrada del D Pet Hotel desde donde se divisa la colina de la que cuelga el emblemático aviso de letras blancas.
Alissa Cruz
dueña de D Pet Hotel