Crean tribunal simbólico para heridas de guerra salvadoreña


Una marcha católica fue realizada en San Salvador para conmemorar el asesinato del arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980. Se le conocí­a como el San Romero de América. 

AFP PHOTO/Jose CABEZAS» title=»Una marcha católica fue realizada en San Salvador para conmemorar el asesinato del arzobispo de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980. Se le conocí­a como el San Romero de América. 

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<p>Un Tribunal de Justicia Restaurativa que busca sanar las heridas dejadas por la guerra civil en El Salvador, pero carece de atribuciones legales, fue instalado en la capilla de la Universidad Centroamericana, que dirige la orden jesuita.</p>
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Investido solamente de autoridad moral, el Tribunal es dirigido por José Marí­a Tomás, presidente de la Fundación de Justicia de Valencia, España, y la activista salvadoreña Gloria Giralt, luchadora de los derechos humanos que ganó un contencioso al Estado por denegación de justicia.

Este tribunal simbólico inició ayer sus audiencias y dictará un primer fallo y algunas recomendaciones hoy, dijo el director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad, Benjamí­n Cuéllar.

Cuéllar declaró que el Tribunal busca «sanar las heridas dejadas por la guerra, dignificar a las ví­ctimas y denunciar la impunidad que prevalece con miles casos».

Otro de los objetivos del Tribunal es «rescatar», para la historia y para el conocimiento de los jóvenes numerosos casos sangrientos que la historia oficial ha tergiversado, añadió.

Este Tribunal fue establecido casi dos semanas después del triunfo en las elecciones presidenciales del candidato izquierdista, Mauricio Funes, que puso fin a 20 años de gobiernos de derecha.

Funes ha declarado que en su mandato dejará que las instancias judiciales hagan su trabajo en el campo de los derechos humanos.

Entre los primeros casos ventilados por el Tribunal figura el del periodista Francisco Ramí­rez, de 75 años, quien en enero de 1981 fue capturado y torturado por la Policí­a Nacional, cuerpo que fue disuelto en función de los acuerdos de paz que terminaron con doce años de guerra civil en 1992.

Ramí­rez perteneció a un grupo de periodistas del incendiado diario El Independiente.

Otros de los casos de represión que se ventilan son el del sindicalista Arnulfo Grande y el del ex empleado público Blas Escamilla.

También figura en la lista de casos la masacre de El Sumpul, cometida en el rí­o del mismo nombre por el Ejército y que dejó unos 600 muertos, el 13 y 14 de mayo de 1980 en el norteño departamento de Chalatenango.

Con base en informes de sobrevivientes, la oficina de Tutela Legal del Arzobispado individualizó en 1992 a 300 de las ví­ctimas que, tras ser acusadas de colaborar con la guerrilla izquierdista fueron cercadas en el rí­o fronterizo de El Sumpul por los ejércitos de El Salvador y Honduras.

Otra masacre ventilada es la de La Raya, cometida también por el Ejército contra más de 500 personas el 19 de julio de 1982 en Tecoluca, unos 70 km al este de San Salvador.

También integran el tribunal el presidente de la comisión de Amnistí­a de Brasil, Paulo Pires Junior, el ex secretario de justicia y defensa de la ciudadaní­a de Sao Paulo, Belisario Dos Santos, y el abogado salvadoreño Ricardo Iglesias, entre otros.

La representación del Estado salvadoreño la tiene el procurador adjunto de Derechos Humanos, Salvador Menéndez, quien defenderí­a el punto de vista oficial y podrí­a reconocer algunos abusos, algo que ya ha hecho su despacho.

El Tribunal de Justicia Restaurativa fue instalado en el marco del Festival Verdad que cada año desarrolla con diferentes actos la Universidad jesuita para reivindicar la memoria de las ví­ctimas olvidadas por el Estado.