El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) reúne este domingo a sus gobernadores en Medellín (Colombia) para solicitar una ampliación de capital en un contexto de crisis, y sin que los países de la región se muestren entusiastas ante la oferta de préstamos.
El BID celebra este año su 50º aniversario a primera vista con una buena cifra para un banco: un récord de más de 11.200 millones de préstamos en 2008, y otro posible récord de 18.000 millones este año.
Pero la gran mayoría de esos préstamos han ido a parar a proyectos de tipo social, como lucha contra la pobreza o la estabilización del sector inmobiliario, tras el histórico derrumbe del sector el año pasado.
Como el resto de instituciones multilaterales, el BID reaccionó con rapidez a la crisis que se abatió sobre América Latina, y extendió una línea de crédito casi inmediato de 6.000 millones de dólares, en octubre pasado. Pero por el momento los países miembros se han mostrado reticentes a usarla.
Esos nuevos créditos «son costosos», reconoció a principios de mes el presidente del BID, Luis Alberto Moreno, quien quiere ampliar el abanico de productos para atraer a países con buen comportamiento macroeconómico como México o Brasil.
Los países latinoamericanos, que acusan a los desarrollados de haberlos arrastrado a la recesión mundial, no quieren caer en la espiral de préstamos de emergencia como sucedió en crisis financieras del pasado.
América Latina «ya no necesita al FMI» para salir de la crisis, llegó a declarar el presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva.
«Los países no están en condiciones de aceptar algunos de los pre-requisitos (de los créditos) porque no les son convenientes», explicó recientemente a la prensa el director para América Latina del Fondo Monetario Internacional, Nicolás Eyzaguirre.
Algunas organizaciones críticas con la banca multilateral en Washington la acusan de haberse lanzado demasiado abiertamente a la búsqueda de clientes, tras una temporada en la que el propio futuro del FMI o del Banco Mundial parecía incierto.
«La falta de transparencia en los detalles de los nuevos fondos de liquidez provocan más preguntas que respuestas», opinó en un informe el estadounidense Centro de Políticas Internacionales (CIP) en un informe el pasado mes de enero, bastante crítico con el BID.
El Banco tiene además un problema añadido: la necesidad de fondos frescos.
Mientras que el FMI se prepara para recibir unos 500.000 millones de dólares en la próxima cumbre de países ricos y emergentes en Londres (G20), el BID aspira solamente a convencer a sus gobernadores en Medellín de un aumento modesto, de un monto desconocido por el momento.
«El Banco necesita un capital mayor; la base del tamaño de ese capital está abierta», declaró Moreno el pasado 6 de marzo en Managua.
El BID contará esta vez con un peso pesado en la asamblea de gobernadores, China, que entró como nuevo país miembro en enero.
El gobernador del Banco Central chino, Zhu Xiaochuan, está invitado a la reunión. El secretario del Tesoro estadounidense, Timothy Geithner, confirmó su asistencia.
El FMI advirtió este miércoles que América Latina acabará 2009 en números rojos, como el resto del mundo, lo que centrará sin duda las discusiones de los 48 gobernadores, poco antes de la cumbre del G20.
«Creo que en Medellín vamos a seguir coordinando esas respuestas, porque hay que empezar a pensar en 2010», declaró a la AFP Marcelo Giugale, director de Políticas Económicas en América Latina del BM.